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T1ad1 ccJll! del J\\. R. P. J\"iarcos de Esrnlada l\:17 ----·- del óleu requerí-lo. En el fulldo de la ca11a encolltré u11 grano de la ¡,lai,ÜJ de doule se é:,trne. Es una semilla de r,equeí'ias dimensiones, ¡¡¡11y ,.rnmíi1 en el Sudü11 y el Sewrnr. Los árabes la estiman gnrndemen– te y se: s1r\'eil de ;:,U ju¡~o ¡.Hli,, co1,dimento de sus viandas y corno me– dio crn1 que'. alii,,e11tc1r é.Us l{1m¡1arns y urndi!es. líace11 también Ulla espe– cie d1~ pc111 cu11 el grano molido. Los ,,bic,inim, lo couipran con avidez para ;:,U:, uso::, de cocina, pero ignoran el modo tle extraer el aceite de esa semi!Li. ,\Lis rara y chocante es la cel(!braciún de la Misa. Loe; diüconos son iub qu,· preparan y mrn1s:1i1 ei pan p,¡ra el sacrificio, disponiélldolo en pe– qm'.ÍlOé:i panecilh,s collfecciclirndos de la nwjor harina que lrnLcr puedell. Todci:o los dhs til cornf.'iízar la sagrada ceremonia se forma una solemne procesd1n p:1ra lle\·,ir los panecillos a la iglesi,1, entonando cúnticos aco111p,111 lllus de i11strum':'11tos 1m:sicalct,. Luego el sacerdote ren,stido de los onw111e11tos sagrados !ns hendiLe diciendo: En el 110111hre del Pa– dre. del! lijo y del Espíritu S:1nto, y, e11 srntir ele aquel ignorantísimo san°rdote, esos panes se: convertíall al instante en el cuerpo de Nuestro Seí'íor J,':,tH-ri,,to. Por último, al terminar la Misa, hacíase la distribución de dicho,, panecillos a io los los presentes al santo sucrificio. lll'\·élndolo rnd:1 u1JO :1 su casa o consumit'ndolo en d mismo lugar. Los abisinios to– nwron est:i pn\ctic:1 de los coptos con la 1111ica diferencia que éstos la rt'part(,íl Cií publico, y c111u,,llos en svcrdo. ell el lugilr denominado Be– tlihcélll que equivale ,il Sanct:i Sanctorum d,- lm, judíos. (i. Los escluuus de 1í'"t1gh. - Gn111 centro comercial ern L 0 11tonce,, lhig\1. Su pusici(Jll ;¿;eo¡;rútica la ha,ía pullto de con\·l:rgellcia L'e todas h;, carn\'Ulla;, procedl'r,ks del Xoa y de los gallas, dt· J\lass:1nah y del Sud[m. Su clima siempre st1an, y sn km¡,t,nitnrn ,ll>;rmlubll: li:1cí:rn de ella el sitio mús Sdllu y ameno de toda hi Abisinia. Situuda a una altu– r,1 medi:1, abundante e11 agu,1s y en todo ¡.i;é.nero de pn,ducciolles, y a ü,ta del rico lago Tsana. mt1_y e:otimadn por la muchedumbre y lo exquisi– to de sus pc,ces, colnrnlrn las generales aspiraciones. Contaba H la sazón unos diez mil habitantes de todns fos sectas y religiones, Yiniendo a ~er la :,,e.ntina común de todo vicio e ímnoralidml. No faltab,1 ünnpoco el infame trúfico de carne IH1mam1, y hnbía en venta ordimirianwnte unos dos mil esclavos encerrados como lwstias en illmui:dos establ(¡s v cho– zc1s sin otro aderezo que un poco ele paja esparcida por el suelo. -Híce– les una visita en unió:1 ckl cibdu confesor y del hijo del gobernador. llamado Maqucnen, y COllfieso que el alma se me caía a los pÍL'S al ver aquellos desgraciados en tan mísero abandono y abyección. ¡Cwínfas bestias son tratadas con mayor 11fecto y compasión que aquellos des– gn1ciados, redimidos con la sangre de jesucristo! Mis compañeros, ctwl expertos chalalles, pusiéronse a observar minuciosamente su t;stado y condiciones 1wturales con tal libertad y desvergüenza, que hube de in– creparles duramenk. y atrnndonar el sitio a toda prisH por no ser piedra de escúndalo de mis hermanos. ¡Oh luz santa del Evangelio!, ¿cuándo umanecení c,I C.i ·huso día rn que se disipen de u11a vez para siempre los denso.e, nubarrones CJill: o,,cmecen ,1qm•ll,1s b(trlrnras y alejf.d,;s regiolles. entralldo en el redil de l,1 S:1111'1 I¡~lesi:1 de Cristo?

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