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,\lis treinta cinco años de ,\lisión en In Al.a Eti(•r,ía -- Y ¿cwínto le pagáis? -Entre nusotros. los catóiicos, este oficio es gratuito. Hácesr' pu, pura caridad y por amor de Dios. !\o le satisfizo esta m1 frnnrn y sencilla respuesta y, aprovechándm,e de cualquier fútil pretexto. vol\·ía 11 su Íl'rna de investigar y sonsacir lo que yo pagaba por hacer mi confesión. - Mirad. me dijo, yo no os pediría nada por confesaros, si1;0 que lo dejana todo a vuestra generosidad, y en cuanto ah conf:siún, os per– mito callar lo que os pl:Fca, si es que sentís gra11de rubor en c!c:cirlu. v aun podéis continuar haciéndolo si así lo quert:is ... ! - Increíble parece semej,rnte propc,sición, qt;e argu_ve ignorancia s11pi11:1 o un cernzón totalmente corrompido, y te:! vez ambas cosas ju11tus; pero así es en Yerdad. Yo mismo no lo creyt;ra si la propi:1 experiencia ne) me io mostrara palpablemente. Aún tuve ocasión de prese11ciar harto peores cosas toc,111te a la venalidad y en\'ilecimien1o del misterio entre los abisinius herejes, mas para mlll'strn basta un botón. Cuando. se¡1;ü11 mi deber. corregia esos abusos, todavía osaban replirnrm que fo,111Jié11 los cristianos grie~;O'i lo lrncía11: y en venbd que así cn1. F\,ro h;1y que tener en rn<-nta que tambic:11 los griegos son como 0Yej,1s qt1l' vagm1 tuera del místico redil de Cristo. que es la Iglesia Romana. 5. Liturgia abisinia. -La amistr1cl con el cifodo sacerdote l!l(• abri~i la puerta del sagn,clu recinto y pude ohservar dl: cerca los I itm, y cere- 111oni,1s ch, 111 iglesia abisinia enteníndome minuciosanwute de sus prüdi– cas en el uso y ac!ministrnciún de los Sucramenios. Parece que en rigor conservan l:i fornrn y materia de que constan susfoncialrnente los Sa– crmnentos, pero anda tan entreniezclada de extraYaguncias, no exentns tal vez de illmornlidad. sobre todo en la pr{1dica de las 1111cim1cs, que müs bien puede decirse un baturrillo de cerrn10nias riclírnl,:s que litur– gia sagrnda. El Buutismo nclminístnise en la fornrn siguir"nte: Bendiren el ,1g11a solamente dicir:ndo: En el nombre. del f':1dre. del. 1lijo y del Espíritu Santo. Luego derraman agua sobre el lwutiz:mdo repitiendo bs rnis– m:1s pal,1br:1s. hacen sus a ostnmbrn:.his m1cio11e,-, con otras ceremoni,1s ridícuhJs ,1uc no luy parn que recordar y cierrnn el nciu con mw bn'– :e ornciún. En cuanto a la si1grmla orde1rnción h1stnní recordar la r,r(!– fica n,sp11t 0 sta del obispo Sala'ina: El ,1bisí11io es mono y 110 hombri'7. .r como ti! es i11c1p z de recibir L1 ordc1wci(m sacerdotal>. De ahí que con c:iertus ritos que en sí 'lada significan lo.~ despnchan, dt'clnründo– lt'S s:1cerdotes. Extrafí{tb:ime la muchedumbre de u11eio1ws que hacc;n c~11 la administración dl' los sacramentos, y b1 SLh'.rtt 0 de, <Íleo que cormín– nwnte usan; pero a todo me satisfizo mi amigo el célebre confesor de palacio, dici(·ndome que el óleo vt,nía de la Palc,stimi. proc1míndoselo a buen pn,cio dtc un vendedor nmsulmún. --Con sumo gusto compraría yo una buena cantidad de ello, si tu– viera proporción, le dije, a la vez que le ofrecía dos pares de trozos de sal. En efecto, recomendándome el secreto sobre el asunto me presc 0 ntú a los pocos días en una cafía herméticamente cerrada cierta cantidad
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