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Tradi:cción del M. R. F. Marces de [scalada 1% estado salvaje en su nu1yoría. El emperador Teodoro, célebre y valiente conquistador, que sueedíó a Rc1s A¡y, rnrecía L1 el ü:le1:to prcídin, de t':ole y e11 vt'Z de fome11tur el trabajo del c:mpo, que es siL 0 llipre lc1 pri1 ci¡ ,il fuente L'.t· riqueza ¡iarn un ¡ t:eblo, recargó su:o prod1:n im1e.s con exo1 bi– ta11tes tributos, i11soporü1bles para los agricuiiores. Le ( 1 ou 1 e fe siguio d aba11do110 dlc lo,, cm111ws y la total ruína de la ,Jgriculturd . .3. Estudios linQ·üfsricos. - Frutos de lo;, estudios lirU istit os de /ni co111pc111ero, el Pa&e Justo, eran, la tn:dut'Ció11 a la len¡.i;u:: dio¡ e ,'el 1Jpúsrnlo irrn:cés eles soi,ées dt: dwrtage.,, I iúloro edre u11 J\lutti (1), ün Kadi ('..::). u11 i\lisiollero y una I formana de la Cnridad. Tu\·o mucha ilceptaciún y se ll· crn:ocía con el nombre de d:I Muftí . 1\1 reg:ó h•111I i{ 0 11 el ritual ¡rnra b administrari(m de S,1t:ra1m,ntos, ponieu 1 o :,! l,:,'o ll<·! tex– t(¡ latino la trmlncción etiópica. Cosa pan'c;da esbL, 1, cÍt"lil·o, l'll ,,1 11\lisal, qtw no concluyó, y otras obrns que dejó incom¡,kt: s. Te1.í:1 :ill - guiar aptitud pun1 el estudio de lenguas. haciendo en vll:;s ndmiré.liles progn:;.,ns. pr:ro t'i Sefior cortó pronto el hilo de su \·icia. Sus 111:11'rsc11- to.s fuero11 en p:,rte enviados ul archi\'o dr, Prolrngi!lld11. y lo,, IT' taLt,,,-: los guanbba yo en mi cartera hasta la persecución de Kc1fo, en que tr,t:<,.', ellos me fueron villanamente robados. "+. E! confesor ele la princesa. ·-Al m:irdwr mi compt1kro (·l P,:– dJe Justo quellt:nw solo e11 c:1;-,a del ,\lcsele11it'> y tr:i),('., nmistnd y rnm·,,r– snción con el confesor de, la princesa, siquiera p;1rn enter:11 me a fo11d() dF lm, c.-rer 0 11ci:1s y pnídica;-, religios:1s que ;.,e csti!abm1 ('11 ],1 hercjiu. E! ci– imlu sacerdote 110 tenía otrn cosa de ministro de Dios que el tr:1je, y en cu:rnto a cÍ('llCÍa sagrada lrnllüb:1sc dm1quam túb11!;1 rasa.•. Pff/.;UuLíndol,· cierto dí:• ;,n,n:a de su \'ornción ec!t'.siástica, me dijo:-· P,ir;¡ hi1cernk urdenar d·· !Jiúconu me cost(í un sal (.1). y ¡rnrn cm,sr'guir l'1 s,ll enhcio lt1\'l' que péic;,1r nwtro. Otros cinco pag11C, por In dis¡wn,,a del im¡,edi– mrnto dt• r;1z:1, ¡Hw~. los galhs 110 pml<·mo,-; ser sacenlofrs ahi.',Í11ins. E! dl'ft•do LÍt' eumico lo ;,ubs:1nt· con un tú!vrn, ;.,i birn estP defrl to vn Ahisi- 11:11 !eju,-, d,• conn'.ptwm,l' imp,•climento, se mira con \'l'llernci(m en ('i sun'r· dote. Y e":i ern la rnzó11 por qué l:1s princi¡rnll'S fornilia,-, h:1bí:111se vscti– ¡¿illo por cunfrsor ;¡ cstl' sa vnlutc. porq11e h:i\l' tk arl\'ertir que la flor de la ,·ir~i;initlad es surn:1rne11te eé.tirnad;i eu Ai.isinia, y atrne ;,iernpre l:1 \'enernci(n1 y el nfrcto del \'t1lgu. Ik ahí e' ces¡wto y distinciún con qtj(' son trnbdns íos monjes y s:1ccrdotes et:lilws. \'uv :1 descorrt.'r el Yelo tk mi,; intimas con\·ers:1ciones ,:011 el ribdo saCl~rdcltt' hereje y ckj:ir :, la foz tltcl público las hm \'enermbs \'iríude:-. del cdehrndo co11ft'.c,or. Ell el secreto de nuestras confide11ci,1s. n'petida– mente lli<ime a entender el :1rdicnte dvseo de que lo eligiesl: confesor, y tíltirnumentl' de,,pojúndose ck la c:ireb llH' lo dijo lis:1 y llanmiwnte. -·•jr\h!, le dije, ,1migo, tengo ya eleg·ido el mío. y no es el c:iso de a11clar cambiando a cada momento. (1) .Jlufli p:,; ("! jnt~z mu~ulinún, y cou nulo!'idad pública, cnya.'> dí'ci~iones ~on i11falildt' ('.2) h.adi ('~ el juez qnr- enlieudP Pn la:s eau:--a:-- eivilt'~~ Pnlre loé' moros y l111To~, (3) Sal Pe' un IPlTÚn de ~al comon tplP n!!i <'OITC como mon1•da