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18-! Nlis treinta y cinco años de Nlisión en la Al,a Etiopía ción oficial de ningún lin:1j ~- Li'm,: d~ co nprn,nis.Js, emprendí el regreso a Kiri con la caravana, despi iiS Jdome carii'U:ía nent,, de los jefes y ofi ciales de tropa y del perso1rnl d2 la explotación 11Jiile,-:i, q11ie11es c,·lebra– ron como despedida un sunt•10sü banqneL, en mi honor, brinJ1i11do ~;or Jg salud del Sr. B,,rtorelli, proJigáiHl0m:: con t,11 motivo dernostrnciures de afecto y sincera amistad. CAPÍTULO IX EN BUSCA DEL PAIS GALLA 1. Una noche de bacan.zles.----Do:::. cosas lrny qu,, procurar¡¡ toda costa en los viajes por p:1íses cálidos e incultos: ac;mi y paz. El ugua e:::. necesaria no sólo para saciar la ardiente sed que abr.1s'l en aquellos de– siertos, sinó para la conveniencia de los bafios que e, indispensable to– mar. En el viaje que emprendí ch: regreso a Kiri de''.o consignar h tur– bación que me causó la desenvoltu:-a de la caravana en la noche de baca– nales que hube de presenciar. A¡wnas !!(;gamos a la primera hknte al borde dt'.I camino, los soldados se arrojaron al baíio en confusa gritería, dando principio a una serie horrible de liviandades que al mismo i\1aho– ma causara asco, si fuera de ello capaz. Ne pare_:e sinó que el diablo en persona dirigiera aquella horrible danza nocturna, atizando incesante– mente el fuego del vicio. Por fin, amaneció el día y atravesando la re– gión de las tríbus S'llvajes üe los Tabos, arribamos a la población de Kiri. Dificultades insupen,bles se opusieron a mi proyectado viaje a los gallas, por este punto. Tríbus salvujes e indómitas qtte mantenían odio jurado c1I turco, al egipcio y al europeo, caminos intransitables y desco– nocidos, riesgos de todo género que no era fácil obviar. De labios de comerci:111tes oí decir que la mejor y más fücil entrada a los gallas era la ,·ía de Matama, pero mi condición de dl'.Sterrado de la Abisinia me ataba las manos y no podía resolver nad:1. Pensé, reflexioné y I ogué :1 Dios que albnase las dificultades de mi apostolado. Resuelto por fin a pasar por encima de todo, me e11cami11é a Matama, decidido a L'.mprender aes– de allí mi entrada a los gullas. 2. Las fu,,rztes de! Nilo.-Creiase comtínmente que el brnzo del Nilo denominado Azul era el principal y verdadero cauce del río, con sus fuentes en el lago Tsana. Pero exploraciones minuciosas y concienzudas h:111 venido a domo"trar qne no es así. El Nilo Azul tiene sus fuentes 111ás arriln del lago :1 quien atraviesa casi sin dejar su corriente. sigue luego su curso en dirección :,udeste desliz,índose por entre Iris regiones dd S::'11:rnr, Goyúm y d GL1dní. Serpenteando y dejando a un lado el ,,c1ís abisinio dd Agau recibe las agnas del aflnente Jebus. pas:1 por Fuzo,~l rt'Ctl!Tíendo h región del Serrnar y desemboca en Kartum en el >lilo Bhnco, verdadero ¡rndre del río Nílo, desput',s Je engrosar su cau– d 1! cu,1 J,¡-; 0 1g1us de los río:::. Tomat. De11der y Rahad. En todo este trn-

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