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Traducción del M. P. Marcos de Escalada 18;:J tienden hacia el mediodía; ¿\'éis ese vasto territorio?, me dice: todos lo desprecian y abandonan rnmo pobre; pero en él he de encontrar yo el oro necesario para conquistar el reino flbisinio; y de allí a poco dió prin– cipio a las minas de oro del Gasán». d:n otra ocasi(rn, contímía el mismo viejo soldado, esauche de labios del jefe lo siguiente. Si en la gL1err.1 (]lle ahora emprendo salgo victorio– .sJ, rnío serJ todo el imperio de Egipto; pero si salgo vencido, me retiraré ,1 est 1s tierras y Fazog-1 será mi residencia y el punto de mi defensa; voy a preparar aquí un rico arsenal donde proveerme de tod0 armamento ne– ces:irio a mis fines»; y desde esa fecha comenzó a echar los cimientos de este grnn ar~,e:ial cpe ahora llann poderosamente la atención, aun de los extraños>. Y en ve,·d:1d que así era; en todo el Africa yo aseguro no se encontraba arsenal mejor provisto que el de Mohnmed-Aly. En una de sus inte11tonas somdió '.'.asi toda la Abisinia, pero las potencias euro– peas le pusieron coto y hllbo de rrtirarse. Sus sobrinos y sucesores en el m:11:do pretendieron s,~ctmdar las altas miras de su predecesor. e ini– ciaro,1 varias correrías, pero su éxitc fué poco lisonjero; carecían de b;– lento y de las energías de t:ste, y después de varias guerras siempre desm,trnsas, cayeron de ánimo y abandonaron a su pueblo, que se divi– dió en tantos partidos cuantos aventureros se levantaron; bien claro está en lo acaecido con las minas del G 1sán. N\ientras gobernó Mohnmed– AIJ. produjeron gran cantidad de oro, enriqueciendc, al país. peru en el monwnto de cerrnr aquel los ojos. las minas dejaron de pr()(lncir y, por fin. s,: cerraron. Propio es de gobiernos dt:biles desconfiar de todo, ha– cer p:1ces humillantes y prepar:ir el camino a la más desastrosa descompo– sición de los pueblos y sociedades. li. Informes acerca del país galla.-- Diversos ft1t'.rüli los parece;• res con respecto al viaje al pais galla. Quienes afirnrnban estar muy próximos, quienes lllUY distanh,s. Unos sostenínn que t'n cuutro días hallúb,ise el viajero en pleno país galla, mientras qm, otros. CTl"O. mejor informados, requerian quince días para lie!2,ar :1 sus froderm,, y aden,á~ ese viaje era muy penoso y la entradn muy difirnltos:1 a G1uc.;a del odio lÍl' esos pueblos a la raza turG1 y blanci. Ese'. odio a la c,:1zó11 lwhí,isc' en– conad,1 con ocasión de la violl;nta muerte de dos nc 0 gocialltes egipcio" en Fadasi a manos de·. un grnpo de negros. El rnnu1HL111te y los jde:,, con el director general de la explotación januís cre·/e.ro11 en l,1 .c,incericfad de mi::; indagaciones sobn, los países ;::,allas. j11zg,í!ldonw sit'.mprt· t'spí:t del Ciubierno; aunque me ofrecieron toda sur•rtl~ de faciLdadt·s p:1r,1 mi" viajes, nunca depusieron sus sospechas. Por fin. viendo que c1esisfü: del viaje a Fadasi se confirmaron en sus errado,; juicios, dieron cn_;dito a mis palabras y n,dohlaron sus atenciones y (·giisajos. haciendome grnn– des regalos y pretcnJiemlo persuadirnw a qne les favoreciese en mis in– formes a h,s autoridades. Perplejo :ne ví en semejanks trances, porqm' aceptar sns regalos ern aprobar implícitamente su manera indebida de obrar en la administración, y rechazarlos equivalía a enemistarme con e]L,s y exponerme a grave riesgo, aún de la vidr1. Opté por lo primero. aceptando sus regalos con protesta de que mi venida a esas tierras no tenía otra mira que explorar el Nilo. y sus alrededores, sin representa·

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