BCCCAP00000000000000000000476

CAFÍTULO IV E:--.: EL NiLO 1. Los cocodrilos. -·Lo más notable d<c esta navegación que duró nueve días, fué la luch:1 a brazo partido con los cocodrilos, que en gran– des nnnad:is flotaban en derredor de la trnrca. En una isleta vimos tal número de ellos que p,1reeía cubrir enteramente lu superficie. Hice escal:1 en Asiut, la población más pnportante del Alto Egipto; 1Ja– lla11do grata hospitalidad en la Casa-Misión allí establecid11. De regreso me crucé con varios aldeanos que tornaban del trabajo, azada al liomb1 n y colg,idas de ella buen número de ratas grandes, como conejos. ---¿C,¿ué hacéis de estas ratas, les preguntt'., y 1wra qué las I C\ úis? --Las llevamos a casa para comerlas. Vínome entonces a las mientes el mot(: de ccome-raüis,, con que son conocidos los coptos en aquellas tierras. ::l. Nuínas /ziS'tc5ricas del .é){tjJto.·-·Renrnndo río arriba, columbra– mos las ct~lebres ruinas de Is antigua Tebas con sus soberbias pinímide:-, todavía en pie y una serie interminable de esfinges que parece 1111 ron– curso de personajes mudos reunidos en torno de alguna famosa deidmi. Mi visita 110 fué müs que a vuelo de pújaro; rero al contemplur uq1wl museo de antiguedades deshecho en 11111 restos de pieclrns. no pude me ..os de pensar en lo efímero de las grandezas lnrnirnrns, que pasan como ní, fogas de viento, sin dejar otra huella qiw la desolación y la muerh', ¿Qué t'S ahora el hermoso t(,mplo de I<arnack, los fastuosos palacios de fúimst,. Toutirosia y Sesostris? ¿Qm: los colosos de Mernnón y dt>1rnb c{~lebres monumentos que llenaron 1,, historia del mundo y ndmirnnrn ,1 las generaciones pasadas y arrastraron en pos de sí las miradas de. todos los hombres? f-Ioy no nos queda de todo ello otra cosa que informes blo– ques de piedra dispersos y abandonc1dos sin lazos de unión ni conexión algllna. Tebas no es en la actualidad otra cosa que un campo i1111wnso de arena aquí y alli, quebrado por colosales bloques de esfinges, que levun– tan imponentes sus atlt'.ticas cabezas para decir a los viajeros qtw allí sl' acercan: «Aquí yace sepultada y envuelta en este sudario de arena lét soberbia Tebas". :3. Una misión cató/ica.-AI cabo de tres días de ince'iante lucha con el oleaje ele las aguas. abordé a un pueblecito pintorescamente si– tuado al borde del Nilo; era el punto de residencia de un misionero fran– ciscano reformado. Con él pasé varios días, mny gratos por cierto. dis-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz