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l_ti_1,___ J\_li_s_t_re_.i_nta y ci_12_~~110s de I1lisiún en la Alta Etiop_í_a_____ teneis este joven que habla perfectamente n1estra lengua: co11 entenderos. Ese era cabalmente mi deseo que furtiva y sigilo– s:imente fuí abriendo a la inteligencia de Miguel Angel. 7. Visita del Jfonasterio.-Sucesivamente ruí recorrieudo las di– ,·er;,a,, dependencias y habitaciones del i'vlonasterio en compaíiia de los 111onjes, quienes se deshacían en atenciones conmigo. Una de las prime- 1·c1s que me mostraron fut'. la que lrnbitó en su juventud el tristemente ()hispo Sa!ama. Nada e~pecial ofre.cía su Yista: pL,ro t,ra para ellos u11 ó.;lorioso recuerdo y parn mí triste presagio, que cuid(· muy mucho de manifestar. El refectorio es un¿ pieza larga y estn:clw con una sola nwsa Je alaba;,tro en todo lo largo, suficientt· para la comodidad de numero,sos Lo'i monje.e, de San Antonio comen siempre en cornnnidad. a di– fen•ncia ele los ele S:rn Pablo qlle llevan vida erimítica y 110 .c-,e reunen en el refrctorio mas que en las graneles ;,olenrnidacles. La lgesia no curres– puncle a la grandiosidad del 1\lonasterio, y consiste en ana sencillísima aunque construid:1 a cal y canto. Adosada a ella hay una misera– que era el <lugar de purificación,>, donde los monjes antes de celehrur Misa se lavaban de pies a cabeza. lo mí;,mo hacían también los acólitos y sacristanes antes de comenzar ,;;u oficio. De la Iglesia b:ija a la cripta. la cual conserva como único recuerdo el sarcófago qtw que encerró los restos del Santo Anacorehl San Antonio, qm, en la actua– lidnd , 0 'itéÍ l'.nteranH,nte vacío. Con el pretexto de devoción al Smito elije c1 !ns era mi ckseo permrn1ecer ,illí gran parte del día y dl, la no- che. :1 fin ;,,1fo-;facer mi profu!llla Yenernción al S:mtll Anacorefo, pero mi móvil era rehuir la persistente molestia de las chinclil'S. qut' i11flo:,t:1h:lll el y prevenirme co11tr,1 i11sidiosas \·hitas de 111soleme monje. de que estaba bien adn:rtido; quedando :1 la H'Z emlnr:1zado p:1ni conn,rLir Ll huíchi con ':'.! jon•.11 Mif.;uel Anf.;el. Otrils pie:zus. El s:1ló11 dl, recreo ern una de h1s del ,\\.J1Listeeio: amplio y es¡rncío,,o. extendíase en todo st1 u11 có111nd1) divün ofreciendo repoc;i1 y asiento a los desocupmlo:, mrn¡jt·s que "'' pu,-,aban e11 él la mayor partLé lÍl,l día y de la noche fu1m11do. ch 1- h11d1l divirtité11clos1°. Adornaba el ü·stero un rico j1w:2;0 de sill:1,, ,·011 -,11 ·une:--pondiente puliruna ¡rnra ,:;I Abad Y dPnHís superiures de h l·iis:1. En el úrn1;ulo a l\(-cn•clrn de la puerta ele ingre·,o una grnn c:c.'>L1 repl ·1:: de tahacu atraía las sim¡rntí:1s de los fumadores que lo ernn tod 'S lo,, monje,.: y c11 el opuesto otra no menos rnpaz con rn:ig11ífic1is pip:i.-, tk f1mwr. N·ida se l'Chaba cl1é 11w1os de cunntn podía lncer ddi– ,·ios:i ll l'.~~1111ci:1: ven Pl centro :1rdía el terct.r elemento de los fll111:1do- 1·es, en u11 eno:·m<~· brasero co11;,ervm1do a la par el ambienh 0 h:1L1r.i;ador de L1 h1. !-lay q11e advertir que t•I referido salón era en ocasiom•s lugar de estudio y aula ele clase; pero e.11 los quince días que allí pL'rnwnecí. jc1111ús YÍ ni me dí cuenta que tuvieran lo uno ni lo otro. Dos clt, los mon– jes eran los que llevaban título de profesores, el uno ele lengu:1 Mnlw y el otro ele copto, pero, como digo, nunca ví que ejercieran sn oficio. Aún mús: quise aprovechar la ocasión para dar algunas lecciones de copto. pero no pude lograrlo, porque el profesor estaba ausente: en todo caso nada hubiera adelantado, pues por confidencias supe qne tc,d:1 su

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