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traducción del l\I. R. P. Marcos de Escalada 153 hlimes cánticos del ri\lagnificab y del «Benedictus:>. No lejos de aquí se Jivisu un monumento. que representa la ciudad de fi':brón, Corte del Rey David. De San Jmrn me encaminé a Belén. Aquí la naturalt'Za cam– bia de aspecto. Nada de aquella melancólica tristezfl de Jerusalén. El clima templado. la vegetación vigorosa y exuberante, junto con la me– moria del eco dulce y sonoro del canto «Gloria in excelsis Deo,>, que los üngeles entonaron en aquella dichosa gruta, eleva el ánimo a sublimes consideracio1ws y lo inunda de soberana alegria en lfl contemplación del Nacimiento del Niflo-Dios. La población de Belén es cristiana. at!nqm· sólo la mitad es católica, ésta se dedica generalmente al comercio de ob– jetos piadosos, corno tejer coronas, rosarios, labrar crucifijos, medallo– nes de. nücar, etc. La otra mitad es cismática-griega, pero en costumbres es quizú nuís corrumpida que los mismos musulmanes. La Basílica de Santa Elena. toda\'ía en buen estado de conservación. sería harto sufi– ciente por sí sola para elevar 11 la población al rango de primera clase: pero desgraciadamente suele ser teatro de poco agnidables escenas a causa del constante pugil,1to entre griegos y latinos, disputündost' unos y otros la propiedad del derecho de posesión. El origen y fundamento dl' ,·se violento pugilato. que a las veces se lrn sostenido a mano armada. estú en la arrogancia y altam,ría de los griegos y en su odio a muerh· a todo lo que huele a raza latina. Afíádase a eso que en Belén no hay autoridad turca ni europea que les teng,, a raya. En esta Basílica se per– miten también cultos d,· din'rsas sectas, como griegos. cismMico,;. rnp– tos. armenios. et,· .. al igual qut: el de la Iglesia Romana. A uno de los la– dos de la Basílica Sl~ levrn1ta el Convento de los Padres Franciscanos. cus– todios de Tierra Sanb co11 ,;u casa de hospelh1je aneja para los peregrinos ¡•uropeos y los católicos orientales; y al otro, un monasterio de griegos ci;-; mMicos ig11al111ente con su casa de hu{•spedes para los suyos. La Santa– Cirnta protegida por la gr:111diosa Basílica tiene dos puntos dignos de verse, (:1 del lugar donde se cree que naciú el Niño-Dios. que e!;tú seña– lado con una brillante estrella. y cuya propiedad defiendrn los grieg-cis: y el pesebre en que fu¡: recostiJdo, que es propiepad de los latinos. Es tam– bién digna de visitarse la gruta de San Jerónimo con loe; sepulcros va– cío,; de este Santo Doctor, y el de Sauta Paula v otros Santos, rnvu propiedad pertenece a los lati1-10s. y ellos solos ti(•1it•n facultad para l:t·– lebrar aquí la Santa ,\fr,a. ¡-\_ Alrededores de Beló1. Los alrededores de Beh;11 estün nrnjé1 dos de mPmornbles recuerdos santos muy dignos de la piedad de los pe· regrinos. El prinwro de los santuarios qne se encuentni ,11 s,ilir dtc lu ciudad. es t,l de l:1 grnta llamada de la <leche,, donde se cree rr,idió la Srnitísi1rn1 Virgen pocos díus después dE·l nacimiento del Ni11o·-Dios, u quien am,111wnbbu con el dulc" rn\ tar de sus ~agrndos pechos. A un ki– lúmdru dl•. t:ste se yenera la ·gruta de los Pastores,: y a no muclrn dis– tancia PI -Grm1 pilón· o dep<'isito de agua dt SHlom(m. que rt>cogiendo ,~I ,igua de diversos y ricos manantiales, la conducía por I11l;dio de solwr– bios acuedi1ctos n la ciudad de Jerusnlén. 1loy apenas quedan restos de vsos geniales trabajos :1 caus,i de las múltiples deva;.,bciones que ha su– j~ridu u~l p !i~ en 1::Ls ";.l,"i"~i\·ai., ;-::u,¿-,rr~i;-, cL~ qne l:t-1 sido te-utro. i\ no

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