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152 divagaciones fútiles y chocarreras, de alegría!> vanas ni de juegos mun– danales. el pensamiento de la sublimt'. tragedia del Calvurio lo absorbe todo cerrando la puerta al humano placer. Jerusalén, si no es por :-.us venenmdos recuerdos sagrados, nada nfrece de grato al sentido: roJe,1da de viejos murallones. con sus Gisas típica!> y seculares entrelazadas por calles estrechas. tortuosé!S y sucias, nada ofrece de interesante al curioso turi!-.ta; pero al devoto peregrino ,;e le presenta como campo escogido. sembrado de misteriosos recuerdo!-. que llenan su mente de piadosa emoci{in. Lm; c,arerdott::, suelt•n distri– llllir la visita de los Santuarios sl;gtín los días de 0u estancia en la ciu– dad, para celebrar la Santa Misa en los diversos Santuarios de la pobla– t·iú11. En la basílica del Santo Sepulcro hay varío:-, ,litares. pero et que :itr:ie la:-, miradas de todos es el del centro baj,) la gn111diosa rtipula sobre t'.I lugar mismo del Santo Sepulcro. Mas \T11eración infunde mín el Cal– v11rio. verdadero altar sagn1do, en que se cPlebr(J e.l cruento sacrificio de l:1 Cruz, dt·. que la Misa no es müs que una renov,1ción. En el Calva– rÍ(J ve11éra11se tres nwmorables Santuarios. a cual 1mís digno de. especial 11w11cion; el de la Crucifixión, el de la ¡\1twrtt, del Salvador. y el de Stail:1t MateP. Lo que dejó en íni ánimo honda irnpresion de tristez;i ·u<· el Cenáculo. a causa de verlo en poder de los mus11l111anes, quienes ,¡pom·n tal cúmulo de dificultades a su visita, que 11J11cl1as vece:-, hay que :11:1rclwrse sin poder celebrar la S:rnta Misa en aquel sagrndo lugar. (1. Jerusaf1i¡z, centro del mwufo e11tero.·- l:11 rico y precioso te– ~<m1 1leva ir:is sí los ojos de todos. y Jerus,dén es esec riquísimo talisrnün. 1k ::ilí el 111ot1\·o por que 110 súlo la Iglesia Catúlica, cuyos cimientos ,•,,rú:1 <:11 Jerus•!lt;n. sino aun las sectas toda,:; cristianas. y hasta los mis– lll(J'> hebreo:-, y musulnurnes, st, dispuü,n, a las vecé 1 s violenü1mente. la propiedad y el derecho a los Santos Lugan.:!-. de nuestra Redención. Da .c>:ri111a, l'll verdad, ver que en muchos de estos Santuarios tan venerados por su:-, mistl,rios, y tan sagrados por la presencia de Dim,-Redentor. lrnynn de guardar sus llaves los mismos enemigos del nombre cristiano. L·i l;i;t,sia Católic1 tan celosa sit,mpre dt: la pureza de su fe, de sus ritos. _\· de su august:1 y s11pre1na autoridad, se encuentra allí coartada y quizüs relegada u seg11ndo puesto; por manera que sobre el mismo altar cele– bran l'I Santo Sacrificio de la Misa el s:icenlote católico. el hereje y el cismútico. Lu:-, que hacen un papel ridículo son los protestantes. pues no tit'11t:n dert>cho ninguno :-,obre los Santos Lugares. y aun son concep– tw1tlo--; por los Orientales como pueblo ,;in religión ni fe. No merecían otrn co:-,« los que abdicando de los verdaderos v sagrados ritos del Sa– crificio de h1 Nue\'a Ley se han forjado rn1u religión a su élntojo, q1w 110 pasa los linderos de un puro racionalismo e.~peculativo, enojoso y frío. que -;e traduce en la pnídicn por \'t'rd:idPro atehmo religioso. ,. Otros c1Jfe/Jres Santuarios.- Pasé un dí:J con una noche en Sun .luan . in .\lont,m,P. donde st' n,11er,1 la G10a de San Zacarí<.1s y Sanhi b:ilwl, padres del Bautista. Imborrables recuerdo:-, guanb este célebrt' Santuario q11,, dejaron en mi ilnimo gratísima:-. impresiones: Aquí fm; "dn:id,, ::iw \·ir..::c·:1 ':i:,itl-, ,1 su prim:1 b,1b1::I, y el Precursor Yiú la c 1 , ti11:d111enk. se ny,·ro:: n°;-.011ar aquello:-, sn-
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