BCCCAP00000000000000000000474

EL SACERDOCIO COMO ··DIAKONIA-KENOSIS" EN EL ESPÍRITU... 163 escoja la función de siervo humilde y paciente que se ofrece en sa• crn.1cio por los otros. Entendida de esta manera la 'kénos1.s' ae Cristo no oscureció su divinidad; al contrario, mediante ella Cristo revela su divinidad a la vez que la del Padre, ·porque Dios es amor. El amor de Dios a nosotros se manifestó en que Dios envió al mundo a su Hijo unigénito para que nosotros vivamos por EL En eso está el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó y envió a su Hijo para que fuese víctima expiatoria por nuestros peca– dos· (35). Así el anonadamiento de Cristo hasta la muerte y en la muer– te de Cruz revela de forma preminente su igualdad y unidad con el ser del Padre, que es amor. Al mismo tiempo revela su persona y su humanidad porque, mientras realiza la misión de traernos el amor del Padre en la obediencia del siervo, lo hace sobre todo en la fe ( '?) com– pleta y confiada total del Hijo, e incluso en la libertad del Señor; de modo que para Juan Jesús es ·exaltado' precisamente en la Cruz (36). cuanto mas radical es el anonacianüento, con mayor plenitud se de– rrama sobre nosotros el amor, y más absoluta es la confianza en el Padre -una esperanza contra toda esperanza en que el amor del Padre alcanzará la victoria" (37). En Cristo ya se verifico esa victoria. Con todo, el tiempo de la Igle– sia no es la eternidad victoriosa de Cristo. La Iglesia peregrinante espera de la parte de acá, en el tiempo y en la lucha, fundamental– mente asociada -de manera activa también- al estado de anonada– miento. Por eso ha de afanarse en el cumplimiento doloroso y abne– gado de lo que falta a la pasión del Señor. Sólo en este espíritu se garantiza con plenitud la autenticidad del ministerio. La plenitud del sacerdocio se recibe en un sacramento cuyo don de gracia sacramental se describe en la "Lumen gentium" como el po– der de ejercitar perfectamente el deber de la caridad pastoral con la oración, con el sacrificio y la predicación, en todo género de preocu– pacion y servicio episcopal, sin medio de ofrecer la vida por sus ove– jas y haciéndose semejante a ellas (38). La plenitud del sacerdocio aparece aquí evidentemente como ple· nitud del anonadamiento en el servicio. El obispo, el sacerdote, tiene que representar la esperanza del Señor resucitado en la realidad del Siervo anonadado que se fija en sí mismo y es todo para todos. El (35) 1 Jn 4, 8-10. (3G) Jn 3, 14; 8, 22. 28; 12, 32s. (37) P. SCHOONENBERG, l. C., p. 71. (38) "Ad plenitudinem sacerdotii electi, sacramentali gratia donantur, ut orando, sacrificando et praedicando, per omnem formam episcopalis curae et servitii, perfectum pastoralis caritatis munus exerceant, animam suam pro ovibus ponere ne timeant et formam facti gregis (cfr. 1 P 5, 3), Ecclesiam etiam exemplo suo ad maiorem in dies sanctitate promoveant". LG, n. 41. [15]

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz