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No creemos necesario insistir más ni traer a co– lación otras normas, porque confiamos nmcho en la buena voluntad de VV. ce., y con ésta suplirán lo que falte por nuestra parte. Hemos podido ver y apreciar esa buena Yohm– tad y con ella el espíritu de sacrificio y abnegación de los religiosos. También hemos de confesar con sinceridad que sentimos gran satisfacción oír que muchos de VV. CC. reclamaban más personal con noble ,v fin de poder vivir en las casas la vida netame1ite franciscana con nna más exacta obserYancia de la vida regular. Si una hipótesi:-;; nos fuera posihle, mo mandaríamos, no uno o dos religiosos para cfü1a casa, sino los que fueran necesarios para que, "re– unidos en uombre del dulcísi:mo Jesús, formaran un solo corazón y una sola alma, procurando subir con– tinuamente a ma_'l-or perfección''. (Const. 113.) Por nuestra parte, haremos lo que nos sea per– mitido para satisfacer sus deseos de más fe cundo apostolado y de más ohservancia de la vida regular. Estarnos muy unidos a VV. Ce. y, donde quiera que nos hallemos, estaremos siempre a su disposi– ción. Pü1alrnente, suplicarnos una fervorosa orac10n por nosotros, por las comunidades de la Provincia y, especialmente, por nuestros Colegios, ele donde saldrán legiones ele misioneros, que, cual celestes lumbreras, esclarecerán a estas tierras americanas. 16

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