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t·aso, se celebre en u11a de las casas de la misión, quc~ determine el Superior regular, el funeral o la rni:-;a, respectiyamente, arriba mencionados. g) Pide también la equidad que el Superior 1·e– gular mande celebrar, por lo menos, cinco rnüms por d padre o la madre del religioso misionero, recien– temente fallecidos. A esta norma podrá también ate– nerse el P. Custodio cuando falleciere el padre o la madre del religioso que pertenece a una reRideneia que tenga menos de euatro sacerdotes de comunidad. 9.-Obsérvese fielmente nuestro Ceremonial Ro– mano-Seráfico y elimínense ele los aetos litúrgicos ciertos usos y eo:c;hnnbres que, má:-; bien, deben lla– marse abusos y corruptelas. 10.-Procúrese observar igualmente en la Custo– dia y J\Iisiones, perteneeientes a nuestra Provineia, el J\Iauual Seráfico, según lo ordenado en su aproba– ción por nuestro Rvdmo. P. General. Esto no obstan– te, reconocemos que por razón del clima ,v ohaR cau– sas, peculiares ele Venezuela y Cuba, donde radican nuestraR .JiiRiones y Custodia, pudiera no urgirse con todo rigor el cumplimiento de algunas ele sus prescripciones. Pero, cuando no existan esas causas razonables, procuren los superiores con santa ener– gía hacerlo cumplir fielmente, y hasta los mismos religiosos debieran sentir santo orgullo por conser– Yar en estas tierras tropicales el espíritu de austeri– dad, tan propio de nuestra Orden. 11.-Tengan muy presente, así súbditos como su- 11

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