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la apostasía; la octava contempla la implantación de la justicia, cuando los pecado– res sean entregados en manos de los justos; la novena contemplará la revelación universal del justo juicio de Dios y la erradicación de la obra de los malvados; en la décima tendrá lugar el juicio final universal. "Después habrá muchas semanas innumerables, eternas en bondad y justicia, y ya no se mencionará el pecado por toda la eternidad". Le sigue a este Apocalipsis un bloque (94-107) formado por una temática varia– da sobre los justos y los pecadores. Aspectos teológicos del Enoc I Enoc es una de las fuentes más importantes para el conocimiento de la teología judía cercan o posterior al final del Antiguo Testamento. Aunque, dado su carácter de obra surgida de distintos cuerpos literarios unidos. no resulta fácil unificar en ocasiones la temática, sí que pueden señalarse una serie de características significativas. Dios: El aspecto que más se resalta es el justiciero; también llama la atención el título de "Señor de los espíritus". Angelología: Es un tema de gran importancia. Los ángeles existen desde toda la eternidad ( 14, 1), y se dividen en dos clases: fieles y caídos. Los primeros forman el ejército celeste, sirven de intermediarios entre Dios, los ángeles caídos, los hombres y el mundo. Son los encargados de escribir las acciones de los hombres y ejecutar los castigos de Dios contra los ángeles malos. Los ángeles caídos lo son por una doble falta: unirse sexualmente con las muje– res y revelar secretos perniciosos a la humanidad. Son los llamados "vigilantes" por antonomasia. Su castigo es doble: se ven privados de sus hijos y sufren un encierro en las entrañas de la tierra, y son definitivamente castigados con el fuego eterno. Su tarea consiste en tentar a los hombres, instándoles a sacrificar a los demonios. Estos -los demonios- son las almas de los gigantes muertos -los hijos de los ángeles caídos y las mujeres-, y se diferencian de los "vigilantes". Existe otro tipo de seres celestes, los satanes. Gobernados por Satán, se presen– tan ante el Señor para acusar a los humanos, a quienes tientan. Son como la con– trapartida maligna de la bondad de Dios, aunque dependientes de él. Los "vigi– lantes" se sometieron voluntariamente a su dominio y por eso cayeron. El problema del mal: El origen del mal recibe una doble respuesta. Según el Libro de los vigilantes y el de las Parábolas, el mal tiene su origen en una causa sobrehumana, en la falta de los ángeles caídos. Los autores de ambas obras parecen contar con la inclinación congénita del hombre hacia el mal; éste es el causante de la muerte. En ninguna sección aparece la idea del "pecado ori– ginal" humano. 99
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