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A partir de este momento comenzó el declive de la creencia en el carácter inspi– rado de los LXX. La comprobación del origen legendario de la Carta de Aristeas (S. XVI) y de los muchos errores de traducción detectados en la versión (A. Cal– met) contribuyeron a que en los siglos XIX y XX se generalizara el rechazo del ca– rácter inspirado de los LXX. El magisterio oficial de la Iglesia no se ha pronunciado nunca sobre el tema. Recientemente no han faltado intentos de ofrecer una solución positiva a esta cuestión (P. Benoit y P. Grelot), basándose en los siguientes argumentos: l) Los LXX constituyen una preparación directa y providencial para el texto del Nuevo Testamento; 2) diversos pasajes de los LXX no son una mera traducción sino que presentan un progreso y una evolución respecto de las ideas del texto hebreo; 3) algunos textos del original hebreo se han perdido. y de hecho los conocemos sólo a partir del texto griego; 4) el testimonio ininterrumpido de las iglesias de Oriente, y el de las de Occidente durante los tres primeros siglos. ¿Qué decir? Es preciso no sobrevalorar esta versión, ya que el judaísmo mismo fue crítico respecto de la misma. Quizá también convenga introducir una distinción entre traducción inspirada y traducción auténtica. Los LXX serían, en todo caso. una traducción auténtica. Por lo que se refiere al uso que los autores del Nuevo Testamento hacen del texto veterotestamentario siguiendo a los LXX, hay que decir que la inspiración de los escritores neotestamentarios es más que suficientes para garantizar el recurso a esos textos, sin por ello tener que suponer la inspiración global de la versión. 5. AUTORIDAD E IMPORTANCIA DE LOS SETENTA Durante la primera parte del siglo I, los judíos aceptaron sin reservas la autori– dad de la versión griega. Así Filón (que la considera inspirada). Flavio Josefo y el Nuevo Testamento. Sólo al producirse la escisión entre judaísmo y cristianismo, los judíos retomaron al texto hebreo, dado que entre éste y el griego existían divergen– cias aprovechadas, según ellos, por los cristianos. A partir de este momento los LXX pasaron a convertirse en Biblia cristiana. Y es precisamente a los cristianos a quienes esta versión debe su celebridad, como también las obras de Flavio Josefo, Filón y la misma Carta de Aristeas. A diversos niveles puede apreciarse la importancia de esta obra. Debe estarle muy agradecida la crítica textual, ya que al ser una versión de un original hebreo pre-masorético, arroja gran luz sobre la historia del texto masorético. Es de gran valor, también, para la comprensión del Nuevo Testamento y de la patrística griega y latina anterior a San Jerónimo. Y por haber servido de texto base para traducciones del Antiguo Testamento al siríaco, etíope, copto, árabe, armenio, georgiano gótico y eslavo supone una importante fuente de inspiración para las res– pectivas literaturas eclesiásticas. litúrgicas... 79

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