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A. LAS TRADUCCIONES GRIEGAS l. EL JUDAISMO EN DIASPORA Si os perrertís... , si hacéis lo que desagrada al Seriar tu Dios .... desapareceréis de esta tierra ... el Seíior os dispersará entre las naciones... Entonces buscarás al Señor, tu Dios (Dt 4,25-31). Históricamente la dispersión del pueblo judío está vinculada a las diversas de– portaciones sufridas. Algunas de ellas pueden datarse con exactitud: hacia Asiria en los años 732, 722 y 701 a. C., por Tiglatpilesar III, Sargón II y Nabucodonosor res– pectivamente; hacia Babilonia en los años 597, 586 y 582 a. C. por Nabucodonosor (véase Jr 52,28). También Egipto acogió a grupos importantes de judíos. Jeremías habla de haber encontrado, a su llegada a ese país, una comunidad judía asentada allí desde antiguo. Dirige su palabra a los judíos de Patros, afectados de paganismo (Jr 44, 15-20) y a los de Migdol, Tafnis y Not (Jr 44,1-2). No se ha llegado a un acuerdo en la explicación de los orígenes de la presencia judía en Egipto. Algunos suponen que esa emigración fue motivada por la reforma de Josías. Otros la vincu– lan con la invasión de Palestina por Neco II (609) y la deportación del rey Joacaz a Egipto (2 Re 23,34). La arqueología, por su parte, ha puesto al descubierto la exis– tencia. bien documentada, de una importante colonia judía en Elefantina en tomo al s. V a. C. En tiempos de Alejandro Magno las colonias judías se multiplicaron en Egipto y Siria, siendo sus principales centros Alejandría y Antioquía, respectivamente. Particularmente en la historia del judaísmo fue significativa Alejandría, fundada por Alejandro Magno (332-331 a. C.). Respecto de la presencia judía en esta ciudad escribe Filón de Alejandría: "Existen cuatro barrios en la ciudad, a los que se designa con las cuatro primeras letras del abecedario. Dos de estos barrios se llaman "barrios judíos", debido a que en ellos habitan gran número de judíos; pero son muchos los que habitan igualmen– te en los otros barrios, por todos los sitios" (In Flaccum,55). En Legatio ad Caim dice: "Las sinagogas eran muchas en todos los barrios de la ciudad" (132). Se trataba de una presencia importante, y organizada en una entidad política denominada politeuma, término con el que se designaba a las colonias de extranje– ros, de grupos étnicos oficialmente reconocidos y que gozaban de derechos cívicos limitados, pero reales. Una especie de compromiso entre el estatuto de ciudadano y el de extranjero con residencia reconocida. La diáspora impuso retos importantes a la comunidad judía, entre otros el de la "inculturación". Durante los dos o tres siglos anteriores a la era cristiana la diáspo– ra judía -y no sólo la diáspora- se vió sometida al influjo de la cultura helenista; fenómeno que se hizo particularmente efectivo en Alejandría. Manifestaciones des– tables de ese influjo fueron: 71
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