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Dentro del mismo discurso escatológico se descubren otras alusiones temáticas a Daniel como son la mención del "ídolo abominable" (Mt 24,5 y Me 13,14; véase Dn 9,27), y la amenaza de una "angustia como no la ha habido hasta ahora desde el principio del mundo" (Mt 24,21; Me 13,19) cita textual de Dn 12,1. Y la idea ex– presada en l Cor 6,2 de que "los santos juzgarán al mundo" parece inspirada en Dn 7,2. Por lo demás, Daniel es uno de los escritos veterotestamentarios con los que la sintonía es más fácil y gratificante, una vez descifrado su lenguaje. La analogía de la situación con nuestro momento es llamativa: la prepotencia de los imperios (políticos, económicos...); la pregunta por el sentido de la historia y por la naturaleza de la mano que la conduce; el peligro de la desidentificación cris– tiana por una aceptación acrítica del entorno paganizante... Todo ello hace actual su lectura. Daniel invita a interiorizar la experiencia histórica, a hacer una atenta lectura de los signos de los tiempos, a una responsable confianza en la Providencia divina, a vivir la espiritualidad evangélica de "estar en el mundo sin ser del mundo" (véase Jn 15,lSss). 46

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