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Capítlllo 5: Engreído de poder, y olvidando lo ocurrido a su padre (Dn 4), Baltasar ofrece un banquete en el que utiliza los vasos sagrados del templo de Jerusalén, traído a Ba– bilonia cuando la deportación. La visión de una mano escribiendo en la pared expresiones ininteligibles le inun– da de pavor. Incapaces los sabios de Babilonia de su lectura e interpretación, por indicación de la reina es llamado Daniel. Es él quien lee y descifra las misteriosas palabras -Contado. Pesado, Dividido- que significan el juicio de Baltasar y el fin de su imperio. Elementos de la narración "Varios factores conspiran al acierto narrativo: el momento crítico y dramático en que se derrumba un imperio, y el misterio de una mano que escribe un mensaje incomprensible, el marco frívolo y blasfemo de un convite real. lo ten-ible del men– saje interpretado y la inutilidad de comprenderlo" (L. Alonso Schokel, Profetas 11, 1260). Este capítulo supone el final de la cabeza de oro (Dn 2). Respecto del capítulo precedente, se trata de otro juicio histórico, más categórico e irreversible. El relato impulsa la historia hacia la culminación de Dn 7 y sus aclaraciones sucesivas. - Mensaje: "Históricamente este capítulo es indefendible: ni Baltasar fue el último rey de la dinastía neobabílónica ni Daría fue el conquistador de la capital; Baltasar no era hijo de Nabucodonosor ni llegó a reinar; Darío no era medo ni inauguró la dinastía" (L. Alonso Schokel, o. c. 1260). Todo apunta a que la intención del autor no fue dar una lección de historia sino una lección a la historia. Con unas vagas referencias históricas quiere construir unos relatos ejemplares, capaces de iluminar el presente; en este caso las pretensio– nes sacrílegas de Antíoco IV (véase 2 Mac 5.15-17). Dios es quien cuenta, pesa y divide los imperios y la historia. Es el Señor; y tam– bién sobre Antíoco IV ha emitido su veredicto irreversible. Capítulo 6: Comienza el período de plata (Dn 2). En el nuevo imperio, Daniel preside un triunvirato que detenta el poder. Esto provoca la envidia de sus colegas que, no pudiendo acusarle de falta en la administración civil (Dn 6,6), montan una acusa– ción de orden religioso, mezclando a la instancia política. Arrancan al rey un edicto por el que se prohiba durante treinta días toda oración que no vaya dirigida a él (Dn 6,8-9). 34

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