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Nabucodonosor en Dn 2,47; 3, 13-19.25-26; 4,34; la afinidad temática de los capítu– los 2 y 4,3 y 6; la ausencia de Daniel en el capítulo 3º...) así lo sugieren. De igual modo las visiones de la sección apocalíptica (Dn 7-12) aparecen en– marcadas en un contexto no siempre homogéneo: paso de la 3ª persona (Dn 7, 1; 10,1) a la lª (Dn 7,28; 8,2.5.27; 9,2; 12,3)... Un análisis detenido llega a detectar indicios de composiciones sucesivas: Dn 2,43 parece ser una adición a Dn 2,41-42; y semejante procedimiento, por el modo como son introducidas, sugieren las oraciones de los capítulos 2 y 9. Podría pensarse, incluso, en un estado en el que la tradición oral habría precedido a la reelaboración escrita y a la redacción final: así en un manuscrito hallado en Qum– rán aparece una oración paralela a la de Dn 4, cuyo protagonista no es Nabucodo– nosor sino Nabónides. El calificativo "deuterocanónico" para las secciones Dn 3,24-90; 13-14 hablan por sí mismo del carácter tardío de la incorporación de estos materiales a la redac– ción final de la obra. 6. LENGUA Y ESTILO El libro de Daniel. en su forma actual, aparece escrito en tres lenguas: hebreo (Dn l,1-2,4a y caps. 8-12), arameo (Dn 2,4b-7,28) y griego (Dn 3,24-90 y caps. 13- 14). Fenómeno único en todo el Antiguo Testamento y al que no se le ha dado una explicación satisfactoria para todos. En tanto que es fácil detectar los fragmentos griegos como adiciones posteriores, escritas originalmente en esa lengua o traduci– das (sección deuterocanónica de Dn), la confluencia del hebreo y del arameo es más difícil de comprender. Las hipótesis avanzadas son varias, oscilando entre los siguientes planteamientos: a) Escrita originalmente en hebreo, una parte habría sido traducida al arameo. b) Escrita en arameo, algunas secciones habrían sido traducidas al hebreo. c) El autor habría empleado originalmente ambas lenguas. d) Existencia de una colección aramea sobre Daniel a la que el autor posterior habría añadido en hebreo los relatos de las visiones y traduciendo también al hebreo el cap. 1. e) Las narraciones de Dn 2-6 existían ya oralmente en arameo; el autor las reco– piló y reelaboró, añadió el cap. 7 completando el trabajo con la adición de los capítulos 8-12, escritos en hebreo. Por lo que se refiere al estilo el autor recurre a dos técnicas literarias para expre– sar su pensamiento: el estilo haggádico (interpretación moralizante y ejemplar de la historia bíblica) y el apocalíptico. El primero aparece en Dn 1-6 y 13-14. Su objetivo es inculcar una lección mo– ral; su preocupación por la historicidad del marco histórico del que se sirve es muy 27

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