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Lingüísticos: La lengua del libro de Daniel es postexílica y abundante en tér– minos de origen persa y griego. Pasajes enteros están escritos en el arameo del imperio, mientras que sería más lógico que hubiera usado el babilónico... Todo ello conduce a desestimar la hipótesis tradicional que identificaba a Daniel con el autor de la obra. 4. FECHA DE COMPOSICION Y UNIDAD DEL LIBRO Las constataciones más arriba señaladas no deben, sin embargo, conducir a una datación demasiado reciente del libro. Si es cierto que el Eclesiástico no menciona a Daniel, no !o es menos que entre los escritos de Qumrán se han encontrado mu– chos fragmentos de esta obra, testimonio de que en el s. II a. C. el libro había ad– quirido ya gran importancia y difusión. El autor demuestra un conocimiento bastante objetivo de los acontecimientos relacionados con Antíoco IV, pero no conoce su muerte (163 a. C.) ni alude explí– citamente a la reedificación del templo (164 a. C.). No sería, pues, muy arriesgado situar la fecha de redacción de la obra entre los años 168 y 164 a. C. Por lo demás el libro no es unitario, no sólo por el contenido sino por la lengua; de ahí la diversidad de planteamientos e interpretaciones al respecto. Algunos se niegan a aceptar la autoría daniélica para toda la obra, pero tampoco parecen inclinados a datarla toda ella en la época macabea. J. A. Montgomery atri– buye los capítulos 1-6 a un autor más antiguo y los capítulos 7-12 a un contemporá– neo de Antíoco. Otros agragan el capítulo 7 a la sección 1-6, situándola cronológi– camente en los siglos IV y III a. C. La pregunta de si la obra procede de un solo autor o de si es producto de una escuela o de un compilador que fusionó materiales heterogéneos, ha suscitado un importante debate entre los estudiosos. ¿Qué puede decirse de todo esto? La excesiva fragmentación corre el riesgo de perder de vista la unidad, que la tiene, y acentuar exageradamente las divisiones. H. Lusseau se pregunta si, en definitiva, no habrá algún principio de sana crítica que autorice una conclusión más respetuosa con la fuerte unidad de la obra. Todo ello conduce a la cuestión que planteamos a continuación. 5. LA HISTORIA DEL TEXTO: ETAPAS DE SU FORMACION El libro deja entrever la existencia de un prehistoria redaccional, cuya recons– trucción no resulta imposible. Los relatos de la sección narrativa (Dn 1-6) debieron tener una existencia autó– noma antes de ser reunidos en la forma en que actualmente aparecen. La constata– ción de ciertas peculiaridades (lengua diferente en Dn l ,1-2,4a y 2,4b-6; discrepan– cias cronológicas entre Dn 1, 1-2 y 2, l; la presentación un tanto contradictoria de 26

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