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3. EL AUTOR DEL LIBRO Sobre el autor y el origen del libro los textos no avanzan información. Durante siglos la tradición sinagoga! y eclesiástica identificó el autor con el protagonista, Daniel, desterrado a Babilonia en tiempos del rey Joaquín, a finales del s. VII a. C. Y aquí surge la primera dificultad: nada sabemos de tal deportación "en el año ter– cero del reinado de Joaquín" (Dn 1, o sea en el 607 a. C. El acontecimiento, aceptada su historicidad fundamental, podría referirse a la conquista de Siria y Palestina por Nabucodonosor II unos años después de la batalla de Karkemis (605- 604 a. C.). a) Identidad del protagonista La identidad del protagonista no aparece muy elaborada y cohesionada. En cier– tos casos es presentado como adivino y jefe de magos (Dn 4,5; 5,10-12), en otras ocasiones aparece como político y administrador real (Dn 2,48; 6,3s; 8,27). El poli– facetismo se agudiza en la tradición griega, donde aparece como un joven descono– cido (Dn l3,45ss), como personaje importante de la corte de Babilonia (Dn 14,2) e incluso como sacerdote (Dn 14,2). ¿Qué explicación dar a estos datos? El nombre de Daniel es poco conocido en la historia bíblica. Aparece en Esdras (Esd como compañero de Esdras) y en Nehemías (Neh 10,7; entre los firman– tes de un documento). En Ezequiel por dos veces se alude a un cierto Daniel (Ez 14,14-20), así como que Daniel, residente en Babilonia, fuera presentado al rey de Tiro como un sabio conocido por él (Ez 28). Existe, además, un problema de ortografía: mientras que en los libros de Daniel y Esdras-Nehemías se leen siempre las consonantes DNY'L, el de Ezequiel escribe DN'L. Un detalle que no tendría mayor importancia si no lo dieran relevancia los descubrimientos de Ras Shamrá (Siria), que revelan la existencia en la literatura ugarítica (poema de Aqhat) de un DN'L, hombre sabio que "se levanta, se sienta delante de la puerta... y allí juzga el proceso de la viuda, establece el derecho del huérfano...". Una cosa parece deducirse con claridad: la existencia de un personaje legendario en la antigüedad llamado Daniel. ¿Existió un homónimo, equiparable en sabiduría y bondad durante el exilio judío en Babilonia? No lo sabemos con certeza. De todas formas puede afirmarse lo siguiente: a) aceptada la historicidad fundame.ntal del personaje, éste fue adquiriendo con el tiempo rasgos legendarios y hasta contradic– torios; b) su popularidad fue creciendo en el periodo postexílico, dan fe de ello las tradiciones bíblicas y las extrabíblicas descubiertas en Qumrán. b) ¿Daniel autor? Hemos aludido ya a la tradición sinagoga! y eclesiástica que identificaba a Daniel con el autor del libro. Desde antiguo esa opinión se vio reforzada por el 24

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