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IV Epífanes (años 168-165 a. C.); conquista de Jerusalén y asalto al templo por parte de las tropas romanas de Pompeyo (año 63 a. C.); y por fin. el aniquilamiento total de la ciudad santa y la destrucción del templo en tiempos de los generales y luego emperadores romanos Vespasiano y Tito (años 66-70 d. C.). Dentro de la literatura bíblica. los dos ejemplos más significativos y casi únicos de literatura apocalíptica son el libro de Daniel en el Antiguo Testamento y el libro del Apoca– lipsis en el Nuevo Testamento. Pero los primeros pasos de la literatura apocalíptica bíblica, pueden y deben bus– carse con anterioridad al siglo II a. C. De hecho algunas secciones de libros exíli– cos y postexílicos pueden ser consideradas como precursoras en el desarrollo del género apocalíptico, o al menos merecen una mención particular por su influencia en los escritos apocalípticos tanto por las imágenes que emplean como por los acontecimientos a que recurren cuando describen los tiempos finales. En concreto, pasajes como Is 24-27 (estos capítulos son conocidos también con el apelativo de '·gran apocalipsis"); 34-35 ("pequeño apocalipsis''); 65-66; Zac 9-14; Jl 3-4, evocan ya el fin de la historia en una perspectiva evidentemente nueva y distinta al resto de los escritos proféticos. y constituyen el comienzo de un nuevo género literario en la Biblia: el género apocalíptico. 18

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