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davía puramente judías se ven cargadas con nuevos sentidos que no recibieron has– ta después de la obra de Cristo. Engañados por un parecido indudable de ''mentali– dad", algunos han llegado a creer que también el "espíritu" era semejante... Adver– tidos de este peligro hemos de tener mucho cuidado en no explicar los textos de Qumrán más que por las fuentes anteriores o contemporáneas; entonces guardarán la verdadera fisonomía de una secta íntegramente judía, contaminada de sincretis– mo, pero preocupada lo mismo que todo el judaísmo contemporáneo de la próxima crisis escatológica" (Qumrán et le Noveau Testament, en Exégese el Théologie. III, París 1986. p. 385). Advertencias precisas y oportunas, que sitúan las posibles afinidades no tanto a nivel de dependencias e influencias cuanto de meras coincidencias. reflejo de un ambiente. en parte. común a ambos mundos: el qumraniano y el cristiano. Así, por ejemplo, la literatura joánica parece tener en común con los escritos qumránicos una concepción dualista del mundo, en la que, no obstante, Dios sigue siendo el creador universal. La oposición luz/tinieblas, la concepción de la verdad y la purificación por la verdad tiene paralelos en Juan. Incluso en los ''escritos paulinos" se encuentran huellas de la teología esenia -concepto éste de más amplitud que el qumraniano-. Dos cartas merecen particular atención: Colosenses y Efesios; sin olvidar otras. como 1 Cor 3, 16, a propósito del Templo espiritual, o 2 Cor 6, 14-7, l, pasaje que algunso consideran como un texto esenio incorporado a la carta por un judeocristiano. Sobre la afinidad de Efesios y Colosenses con algunos puntos de la mentalidad esenia. Murphy-O'Connor apunta: "Difícilmente puede evitarse la conclusión de que el secretario a quien confió la redacción de Efesios estaba impregnado del vo– cabulario y del pensamiento esenios" (Saint Paul et Qumrán, en Qumrán, trente ans aprés, París 1978, p. 61 ). En los mismos sinópticos encontramos elementos que pueden hallar eco en la literatura qumraniana. En Mt 5,43-44, Jesús declara: Habéis oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos... Lo que parece ser una cita del A. T., no lo es más que en la primera parte (Lv 19,18). El odio a los enemigos no se prescribe jamás en el A. T., pero está atestiguado e in– culcado en Qumrán, sobre todo en la Regla de la Comunidad: "Que amen a todos los hijos de la luz.... y odien a todos los hijos de las tinieblas" (1 QS,1,9-1 O). Otra comparación podría establecerse entre la disciplina penitencial de la iglesia primitiva tal como aparece en Hch 5,1-11, y en la Regla de la Comunidad: mentir en materia de bienes es considerado como una grave infracción. Sobre los puntos de contacto entre el Bautista y Qumrán, cabe decir que, al menos por lo que a los bautismos se refieren no existe ninguna coincidencia en la naturaleza de los mismos. Con todo, los descubrimientos de Qumrán permiten un mejor conocimiento del mundo social y religioso en que se concretó el Nuevo Testamento. 149

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