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13. Lluevan tus misericordias sobre los prosélitos justos, y danos un rico galar– dón, con aquellos que te son gratos. Bendito eres, Señor, apoyo de los justos. 14. Sé misericoridioso, Señor Dios nuestro, con tus grandes mercedes para con Israel tu pueblo y para con Jerusalén tu ciudad, y para con Sión, morada de tu glo– ria, y para con tu templo y tu habitación, y para la realeza de la casa de David, tu Mesías justo. Bendito eres, Señor, Dios de David, que edificas a Jerusalén. 14 bis (babilónica). Haz que brote pronto el renuevo de David y levanta su cuer– no por tu salvación. Porque en tu salvación esperamos todo el día. Bendito eres, Señor, que haces que brote el cuerno de la salvación. 15. Escucha, Señor Dios nuestro, la voz de nuestra plegaria y ten misericordia de nosotros, pues tú eres un Dios de gracia y de misericordia. Bendito eres, Señor, que escuchas la plegaria. 16. Te alabamos, Señor Dios nuestro, morar en Sión, y que tus siervos te sirvan en Jerusalén. Bendito eres, Señor, a quien adoramos con temor. 17. Te alabamos, Señor Dios nuestro y Dios de nuestros padres, por la bondad, la gracia y las mercedes que nos has otorgado y nos has hecho a nosotros y a nues– tros padres. Y si decimos que nuestros pies resbalan, tu gracia, oh Señor, nos soco– rra. Bendito eres, Señor, el Bondadosísimo, tú has de ser alabado. 18. Derrama tu paz sobre Israel, tu pueblo y sobre tu ciudad y sobre tu heredad, y bendícenos a nosotros todos. Bendito eres, Señor, que haces la paz." c) La Quedusah "Quedusah" -santificación angélica del nombre divino- tiene su origen en los relatos de teofanías de Isaías (Is 6,lss) y Ezequiel (Ez 3,12), y el núcleo de la ora– ción consiste en la recitación de la glorificación divina. El actual Libro de oraciones del judaísmo contiene tres oraciones pertenecientes al tipo "quedusah": una se encuentra en la tercera de las Dieciocho bendiciones, otra en la primera bendición que se hacía antes de la Serna', y una tercera conocida como qedusah de-Sidra. La antigüedad de esta forma de oración viene atestiguada por el Talmud Pales– tino y la Tosefta; pudiendo remontarse al s. II d. C. Proponemos el texto de la qedusah a la tercera de las Dieciocho bendiciones. Al texto de esa bendición, se añade: "Santificamos tu nombre en este mundo, como ellos lo santifican en lo más alto de los cielos, como está escrito por el profeta: "Se gritaban el uno al otro: Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos; la tierra entera está llena de su gloria". Los que estaban frente a ellos decían: Bendita, bendita sea la gloria del Señor en el lugar donde está. Y en todas las Sagradas Escrituras está escrito: 133
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