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1. ORIGEN DE LA APOCALIPTICA Los orígenes de la literatura apocalíptica judía hay que situarlos muchos años antes de la composición de los libros estrictamente apocalípticos. En realidad la apocalíptica surge en el corazón mismo de la historia judía, no como una simple moda literaria, sino como una verdadera necesidad vital para superar la grave crisis de desesperanza por la que tuvo que pasar la sociedad israelita del postdestierro. En efecto, la desilusión nacional que siguió a la vuelta del destierro de Babilonia produjo una profunda modificación en las perspectivas proféticas de salvación y en la manera de entender la realización de las promesas en torno al futuro reino mesiá– nico. Es sabido que los judíos esperaban la salvación bajo la forma de una restaura– ción nacional de acuerdo con los sueños de la época monárquica. Pero la restaura– ción fue todo lo pobre y llena de dificultades que uno quiera imaginarse. En tales circunstancias las antiguas promesas de salud fueron reconsideradas desde nuevos ángulos. Con los profetas las esperanzas de alcanzar un futuro glorio– so y feliz, aunque se habían ido desplazando hasta situarse en el final de los tiem– pos. se mantenían dentro del plano de la presente historia terrena. La aportación de la apocalíptica consistirá precisamente en desgajarlas de este plano terrestre y situarlas en un mundo transcendente, más allá de este mundo y esta historia. De esta forma, las promesas de la salvación de los antiguos profetas fueron sometidas a un proceso de reinterpretación con el fin de revitalizarlas y ponerlas al día. Para ello los autores de apocalipsis utilizaron materiales heterogéneos procedentes de diversas fuentes, pero siempre con una fidelidad fundamental a la tradición, lo que imponía a los autores judíos una severa selección y una cuidadosa interpretación de los materiales acumulados. En tal sentido cabría decir que la literatura apocalíptica es un gigantesco "rni– drash" ( = comentario) de la literatura profética . Es cierto que las apocalipsis no pertenecientes a la Biblia (que son la mayoría) han sido con frecuencia bastante permeables a infiltraciones ideológicas extrañas, pero esto no destruye la originali– dad fundamental de la apocalíptica judía que, al igual que el profetismo en su día, supo mantener viva la esperanza israelita seriamente amenazada. 13

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