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la hipótesis del origen precristiano y judío, posiblemente esenio, dados los puntos de contacto existente con Qumrán. El mandato del amor: Una de las características de estos Testamentos es la insis– tencia en el amor al prójimo. "El hombre bueno no tiene el ojo ofuscado, porque tiene misericordia de todos, aunque sean pecadores" (Test XII Benjamín). El Testa– mento de José aconseja: "Amaos los unos a los otros y ocultad con longanimidad las faltas de unos para con otros / pues Dios se alegra de la concordia de los herma– nos". ''Si alguno os quiere mal, rezad por él haciéndole bien, y así seréis liberados, por el Señor, de todo mar' ( l 7,2; 18,2). Algunos han querido ver aquí una interpolación cristiana, pero no parece acertado ese juicio. Se trata de un tema cmTiente en todos los Testamentos judíos. Además hay que notar el reduccionismo del amor a sólo los israelitas y el hecho de conside– rar bueno el odio teológico y la guerra religiosa. Es un planteamiento más próximo a la espiritualidad de Qumrán que a la cristiana. Jesús enseña a amar y a hacer el bien a los enemigos, a ejemplo del Padre (Mt 5,45), y sin prefijos de tipo étnico. b) Testamento de Job Se trata de una narración haggádica de ia historia de Job, basada parcialmente en el relato canónico (Job es presentado como rey de Egipto, al tiempo que aparece desprovisto de toda la agresividad del protagonista de la sección poética). Com– puesta entre los siglos I a. C.-I d. C. se la considera producto del judaísmo de la diáspora helenista, no exenta de una clara voluntad proselitista. La estructura de la obra responde a la clásica de los "discursos de adiós'' o "Testamentos": - Llamada de Job, moribundo a sus hijos. - Narración de su vida. Exhortación a la práctica de las virtudes. Predicción del futuro. La parte narrativa: los combates de Job con Satán (16,6-27, l 0) y la discusión con los cuatro reyes (28-34); abarca la mayor parte de la obra; las secciones pare– nética (45, 1-4) y escatológica (45,5-51,3) son más reducidas. Aunque exhortacio– nes parenéticas se encuentren diseminadas por toda la obra (véase 18,6-7; 33.2- 9...). El protagonista es presentado como un pagano, ejemplo de caridad y paciencia. Abandona su primitiva religión para abrazar el monoteísmo, primera y esencial condición para ser un prosélito justo (no se mencionan otras prescripciones como circuncisión, ley...). Se insiste en el monoteísmo y en la práctica de la caridad. Job no se queja ante las desgracias que se ciernen sobre él; su esperanza está orientada hacia la otra vida, la verdadera. Cree en la resurreción. El ángel que le anuncia los tormentos le asegura: ''Te despertarás en la resurrección" (4,9). 117

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