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PASAJE DEL LIBRO DE LOS SECRETOS (ENOC 11) tíempo dijo Enoc: Al llegar a los ciento sesenta y cinco años P110P11111·p a mi hijo Matusalén y después viví doscientos aiios más hasta cum– los trescientos sesenta y cinco. En el mes primero, en el día designado del mes, en el primer día me encontraba yo, Enoc, solo en casa y descansaba en mi lecho durmiendo. Y durante el sueño invadió mi corazón una gran pena, hasta el de que exclamé llorando a lágrima viva: <<¿Qué cosa querrá decir En esto se me aparecieron dos varones de una estatura descomu- nal, tal corno yo no había tenido ocasióin de ver sobre la tierra. Su faz era como un sol refulgente, sus ojos semejaban antorchas ardiendo y de sus labios salía fuego; sus vestídos eran como [...] con abundancia de púrpura; sus alas brillaban más que el oro y la blancura de sus manos superaba a la de la nieve. Y poniéndose a mi cabecera, me llamaron por mi nombre. Yo desperté de mi sueño y vi claramente aquellos dos varones que estaban a mi lado. Me levanté en seguida y me postré de hinojos ante ellos, sobrecogidos de pavor, hasta tal punto que el miedo hizo cambiar el color de mi rostro. Mas ellos me dijeron: Enoc, ten ánimo de verdad y no te asustes, pues el Señor de la eternidad nos ha enviado a ti: sábete que hoy vas a subir al cielo con nosotros. Comunica, pues, a tus hijos y a todos tus domésticos lo que tengan que hacer aquí abajo l con tu hacienda, mientras tú estés ausente. Y obedeciendo prontamente, salí de mi casa y cerré las puertas tal como me habían indicado. Entonces llamé a mis hijos Matusalén, Regim y Gaidad y les comuniqué cuanto me habían dicho aquellos varones admirables. Origen y época de composición Como toda la literatura enóquica, este apócrifo se inspira en una antigua leyenda centrada en el personaje Enoc. Respecto de su posible relación con la obra de Enoc etíope, cronólogicamente anterior, hay que decir que se trata de dos obras completamente distintas en el fondo y en la forma, aunque esto no impida la existencia de ciertos puntos de coin– cidencia. A pesar de que no ha faltado quien ha pretendido asignarle un origen medieval, la tesis que postula un origen judío, y más concretamente judea-helenista, es la más extendida. Debió componerse en Alejandría, antes del año 70 d. C. ya que se presu– pone la existencia del templo. Sobre su posible influencia en otras obras judías, cristianas y judeo-cristianas, no existe unanimidad. Algunos han pretendido identificar textos de Enoc eslavo en el Testamento de los XII patriarcas y IV Esdras. Orígenes conoció y citó un "libro de Enoc" cuyas doctrinas cosmológicas nos son conocidas únicamente por Enoc eslavo. 102
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