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tL C\RDI~XAL PEDRO IXCCAXZO 9 seando dar unidad al Gobierno y representar la Kacionalidad Española. Erigieron un Congreso; al antiguo nombre de Cortes unieron mo<lern:is formas de gobierno y bajo el pretexto de abusos variaron escencialment•~ las antiguas bases de la :.fonarquía. Los diputados celosos por combatir la dominación extranjera, se dejaron subyugar por doctrinas extrañas y hu– yendo del cetro ele un trono, en:;caron los puñales de la reyo[ución. Asturias nombró al Sr. Inguanzo para que la representase en esta oc::i– si6n solemne. Digno intérprete de una Provincia que salní en otros tiempo~ al Monarquía y la Religión, se opuso a las innovaciones peligrosas y clc– f~ndió con tesón las buenas doctrinas. Ni un solo día faltó a las sesiones; leyó en ellas trabajos importantes y pronunció discursos en materias cid primer interés. La Religión y la l\Ionarquía hallaron en él un digno cam - peón. Habló en defensa de la Santa Sede, en defensa del Tribunal de la Inquisición, y en todas las materias en que se im·adían las facultades de la Iglesia. Allí lució por su erudición, por su buena fe, por sus dotes ora– torias, no menos que por el temple ele su alma y la noble entereza de su carácter. Su misión era decir la verdad, y en yano se amotinaban contra .él las tribunas y le ridiculizaba la prensa y le amenazaba el populacho. lino de sus mismos contrarios, el Conde de Toreno, no puede menos de alabarlo en la Historia que publicó de aquella época rn. El Sr. Inguanzo no creyó aún llenado su deber. El torrente de las ma– las doctrinas desbordaba; d Gobierno iba a inYadir ele frente uno de [rF principales derechos de Roma, «creando Obispos contra el orden establ,:– cido en dieciocho siglos (son sus palabras) y disponiendo r¡ue fuesen co11- firmados por los Prelados nacionales»"º· En 1813 dió a luz su Discurso rnbre la confirmación de los Obispos, tratado que prueba los profundos co– nocimientos de su autor en el Derecho Canónico, en la historia y disci– plina de la Iglesia, y en todo género de antigüedades eclesiásticas. Est,, luminoso escrito detuvo la mano del Gobierno; y en 1836, en circunstan– cias igualmente tristes, en que se reprodujeron las mismas doctrinas, ecle– siásticos dignos y celosos n:imprin;iernn el mi.;mo Discurso para contener iguales desbordaciones ~ 1 . Vuelto Fernando VII de sn cauti,·erio, nombró al Sr. Inguanzo Obispri de Zamora ~ 2 • Los cuidados pastorales absorbieron la atención del nuePJ Prelado (f. I 5or); cvangeliz<'J, propagó fecundas misiones y <lió larga aten– ciém a su caricl:tcl. lfabilitó d Seminario, lo pobló ele obreros útiles, reparó " Cf. CoKDE DE Tom:xo, Ilístoria del lcrn.11/amicnto, IV, 207, 351, 358. 20 Cf. Discurso sobre la co11firmacián de los obispos, VI. "' Véase más arriba, nota 12. "" cLiberato Ferdinando VII re di Spagna dalla sua prigionia, nomino Pie– tro alla sede vescovile di Zamora, che Pio VII gli conferi ne! concistoro de z6 settembre 1814.:i, C. 1ÍOROXI, Di:::io11ario, 196b. Cf. P. B. GAMS, Series epis– coporom, <¡2; y acerca de sus actividades como obispo de Zamora véase U. Ar.– VAREZ MARTÍNEZ, liistoria geucral, ci,:il y eclesiástica de la provincia de Zamora (Zamora 1889), 4o8, 413. 335
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