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El mismo Francisco nos describe en su Testamento este proceso de crisis vocacional: Dentro de un contexto penitencial o de conversión, como era común en su tiempo, nos dirá que su búsque– da comienza cuando el Señor le interpela con su llamada. Sólo en– tonces comienza a percibir ese otro mundo que convivía con el suyo pero del que no se había percatado: el mundo de la dignidad huma– na; es decir, que el hombre no vale por lo que tiene o representa, sino por si dignidad de ser amado por Dios. Este descubrimiento del valor-1:iombre le llevó a fijar su mirada en los pobres, aunque fuera de un modo asistencial o bené– fico. Los biógrafos dicen de él que "veía con satisfacción a los po– bres y les daba limosna abundantemente" (TC 3). Pero esto no era suficiente. Aterrorizado por la sensación de vaéío que le producía el comprobar cómo se desplomaba su sistema de valores y no dispo– nía de uno que le sustituyera y le llenara de sentido su vida, em– prendió una huída hacia adelante retomando la idea de hacerse ca– ballero. Un noble de Asís se estaba preparando con armas milita– res para marchar a la Pulla a conquistar dinero y honor. Francisco quiso ir con él, pues aspiraba a ser armado caballero. Luego de emprender el viaje y de haber llegado a Espoleto, camino de la Pulla, se sintió enfermo y se echó a descan– sar. Los biógrafos interpretan con un sueño, similar al de Pablo en el camino de Damasco, el cambio tan repentino de parecer que su– frió Francisco. En el duermevela oyó a alguien que le preguntaba a dónde se proponía caminar. Y como Francisco le detallara todo lo que intentaba, aquel añadió: "¿Quién te puede ayudar más, el señor o el siervo?". Y como respondiera que el señor, de nuevo le dijo: "¿Por qué, pues, dejas al señor por el siervo, y al prín– cipe por el criado?". Y Francisco contesto: "Señor, ¿qué quieres que haga". ''Vuélvete -le dijo- a tu tierra, y allí se te dirá lo que has de hacer". 7

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