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particulares; en algunas regiones, las edades topes son de once a catorce o de doce a quince años, respectivamente. La edad de admisión depende en cierto modo de la edad canónica necesaria para ingresar en el noviciado y de los conocimientos o grado de instrucción primaria, así como del tiempo que, según los programas oficiales, debe durar el estudio de las humanidades en las respectivas naciones. Según el P .B. Duffec, O.F.M., ponente de una memoria en el congreso de profesores franciscanos de Norte A1nérica, no se adn,itirá al primer curso gimnasia!, a non ser en casos extraordinarios, a quien no tenga catorce años - c¡ue es la edad legal para la admisión en la high school - ni después de los dieciocho. Y razonaba así su opinión: a los catorce años, los adolescentes tienen ya suficiente conocimiento de su vocación, es decir, del método de vida que van a esroger, y t·onociendo suficientemente los atractivos del inundo pueden tütnar una rcsoludón bien ra1onada. Por d c:ontrario, pasados los dieciocho, si antes no han tenido fainiliaridacl c·on los libros, difícilmente se aficionan al estudio, y sólo a costa dr grandes sacrificios podrán seguir los cursos regulares del seminario (4). 5. Cualidades intelectuales. a) Capacidad r idoneidad intelectual. Es evidente que hay que exigir a los llamados al sacerdocio las dotes inte.. lectuales necesarias para cursar, al menos convenientemente, los estudios de la carrera eclesiástica y habilitarse para los ministerios propios del Estado religioso. Deben, por tanto, los aspirantes estar dotados de una inteligencia despierta y de un ingenio despabilado y más c¡ue mediocre. Quedan, desde luego, excluidos los imbéciles o abobados y semifatuos. b) Instrucción primaria. - Correspondiendo las Escuela5 Apostólicas a los Centros de Segunda enseñanza del Estado, nada más natural que exigir en los candidatos todos aquellos conocimientos que el Estado exige a los alumnos oficiales del primer curso de bachillerato oficial. Estos conoci1nientos son tan diferentes según las diversas naciones que es sumamente difícil dar una regla general y uniforme. Lo fundamental e indispensable es c¡uc los aspirantes hayan seguido y aprobado los cnrsos elemen• tales prescritos en los programas oficiales. Así como el Estado exige el examen de ingreso antes del bachillerato, de la n1isma manera debe exigirse antes de dar las patentes de adntisión en la Escuela Apostólica. Se pedirá, además, el certificado de los respectivos maestros, en el que se consignarán las disciplinas estudiadas y aprobadas. Cuando se presentaren algunos candidatos que hayan cursado uno o varios años de bachillerato, podrán conmutárseles éstos, previo el examen y los certificados rnrrespondicntes, por las asignaturas no estudiadas, y ser después promovidos (4) Cf. Conditions for Admission, en Report of the fourteenth annua/ Meeting, p. 28, Washington, 1932. 4
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