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de la familia, la ,·oluntad ilnpursta de algun bicnherhor o tutor, o tal H'l d deseo de cursar económkamentc los estudios clásicos para luego seguir otra carrera. La mayor parte de las defecciones de los randidatos antes y después del noviciado son debidas a la ligereza y superficialidad de este examen previo en todos o en algunos de sus aspcrtos. Este exa1nen tiende ante todo a seleccionar y toda selección entraña dos cosas: nínncro y tualidades. .El pritncro t'S atcidental y en tanto se busca y se incrementa, en cuanto c¡uc por nH:dio de S\ffesivas eliminaciones se puede llegar a establecer lo esencial, o sea la talidad o cualidades. Puede constituir un peligro el determinar de antcn1ano el nún1cro de ]os alun1nos que ahsolllta• mente han de redbirsc cada afio, pues puede traer el inc:onvenientc de que. no encontrándose sujetos co111pleta1nentc idóneos, se dé el pase a individuo-; menos aptos intelectual o moralmente con el falaz pretexto de probarlos más de cerra por algún tiempo. Mejor seria ,¡uc bajo la vigilancia del párroco o del tnacstro continuaran en sus rasas, sietnprc t]UC no amcnat·c otro peligro mayor. En todo caso es preferible <¡uc los n1adros pcrmanezccan vacíos a llenarlo:, ton sujetos inhábiles. El cxan1c11 de t¡uc vcniutos hablando lo rcco111endó la S. Congregación de Religiosos et~ una interesantísima instrucción emanada el 1 de didetnbre de 193 I con estas textuales palabras: « Atqui in primisi, maxima diligentia, iain inde a primo canclidatorum in Rcligionem ingressu Supcrioribus adhibcnda erit ut adolescentes non gregatitn, neve festinanter adsdscautur; sed ii soli in qutbus divinae vora tionis indicia cleprehenduntur, et spes affulget eosde111 nnn fructu ccclcSiasticis 1ninisteriis perpetuo addictutn iri » (3). Pero veainos más roncrelatnentc a <]Ué extremos dehe extenderse dicho cxan1en y cuáles son las cualidades ton que )os candidatos dchcn co1nprohar su idoneidad para ser recibidos. 4. Cualidades físicas. a) Constitución física 11ormal. - A nadie se oculta la conveniencia y necesidad de que los aspirantes estén dotados de una constiwcíón física normal. Por tanto, para que el decoro de la Orden sea por todos respetado, no se admitirá a quien tenga algún defecto corporal notable, sea orgánico o funcional. Y no sólo por el ckroro y buen nombre se ha de proceder con rigor en este particular, sino también porque, según eJ C{)digo de Derecho Canónico (ran. 984), son irregulares por defecto quienes a musa de la defonuidad rnrporal no pueden dese1npetiar ron deroro ]os n1inisterios sagrados. La salud del euerpo es un faetor de primera im¡¡ortanda para el desempeño de dichos ministerios y para sobreJlevar las rargas de la ,·ida religiosa. Pm Jo rnal los examinadores clchcn proceder ron gran cautela. Ni deben conteo~ tarsc con el certificado del médico de familia (del que, por otra parte, nunca han de prescindir), sino que convendría iguahnente obtener el de algún otro médirn afecto y rnnocedor de las ohligadones de la Orden o Congregación. Las investigaciones deben extenderse, además, al posible estado patológico de ]os padrL:.s y antcpaEados, cotnprobado también con el <:ertificado médico. h) La edad. - Reina la mavor divergencia en este punto particular, cuando se examinan los usos y reglamentos (3) CL Acta Apost. Sedis, 1932, t. XXIV, p, 74 y sigs. 3
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