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q. 12, u. 188-189; disp. 1:\ q. ti, 11. 102; disp. rn, q. 11, n. 32G; disp. 14, q. 2, 11. 27; ibid. q. G; 11. 135-1:m; disp. 18, q. 1, n. 4; di:,,;p. 21, q. 20, u. 507; disp. 22, q. 4, n. 105); que se sirve de los argunwntm, de S. Buenaventura tamqu,arn e proprio pemt sin decir de quién los toma ¡ y eso que es su comentador e intér– prete! (cf. t. I, disp. 13, q. 11, n. :W7; <lisp. 20, q. 2, n. 27; disp. 24. q. 2, n. rn; <lisp. 22, q. G; n. llH) (1); que debfa proceder con más cautela al atribuir cierta¡.; opiniones a. S. Buenaventura (disp. Hi, q. 17 n. 433): que hace muy mal en querer conciliar la sPntencia del Seráfico con la d<'l Angélico (disp. 13, q. 5, n. 104; disp. 21, q. 7, n. :35). Le reprende asimismo severamente, porque dejando la doctrilm del Seráfico 1\Iaestro va, en pos de otros doctores. Sirva de ejemplo lo que dice en la disp. 21, q. 12, n. 246 al tratar de si se da o no por nuestra parte causa de nuestra predestinación: << Signe tambih1, dice, la sentencia ne– gativa nuestro 'J'rigoso (q. 18, a. JO, q. 1), el cual abandonando al Seráfico He acoge a < 0 lla como a más probable, y digna de ser abrazada con entrambas manos!». Cuál sea el disgusto que le cmrna semejante modo de proceder, dícelo muy bien la cláu– sula irónica con q1w eierra la cnesti6n. Termina diciendo, des– pu{>s de haber refutado uno por uno todos sus argumentos: ¡ Qztarn deconis est is Gomrnentator ! Dice, además, en otra parte; Llámame la atenci6n que el Comentador Trigoso sea tan frío y escrnpilloso que, omitiendo lo necesario, proteste inútil– mente (1ue 8. Buenaventura niega que la divina voluntad sea causa de fa predestinación, y mezcle otras cosas por el estilo ,, (disp. 21, q. 11, n. 244). Esto no obstante, hase de tener en cuenta que la causa por qu{> Bontempi no mira a rrrigoso con buenos ojos, no es preci- 8amente porque no sea un buen teólogo, sino porque no es un buen buenaventurista, que es lo que lamenta en todos los Co– mentadores de S. Buenaventura que escribieron antes de él (2). Como te6logo cítalo al lado de Y alencia, Vázquez, N azario, etc. (disp. rn, q. 5 n. 142; q. 6, n. 175; disp. 24, q. 5, n. 89; disp. 1,1, (1) Creemos, sin embargo, que carece de fundamento el P. Gaudencio al hacer este cargo a Trigoso. Y la razón es esta: Dado el método seguido por el P. Trigoso casi necesariamente debía repetir las razones de S. Buenaventura en la Summa textus, en la Expositio textus y en los Dubia; y comoquiera que al ponerlas en la Summa textus dice implícitamente que son de S. Buenaven– tnra, no tenía porque repetirlo siempre que se sirve de ellas: Quas (rationes), nos advierte el mismo, ibi la Smnma textus) in unimi omnes congessi, ne cagar toties repetere (q. 5, a. 2, dub. 1, concl. Cf. Palladiwn theologicum, en Apparntus Summae theol. S. Bonav. 1 hacia el fin.

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