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EL P. PEDRO TRIGOSO DI~ GALATAYUD 407 connotato praedestinatio sígnificat an– tecessionem praedestinationis ad prae• destinatum, qnae qnidem antecessio e;;t aetcrna etiam ratione connotati. praedesti natío ,i¡2:nificat antecessionem praedesti nationis ad praedestinatnm, quae q nitlem antecessio est aeterna, etiam ratione connotati "· Esta irlentidad no solo de pensamiento sino hasta de pala– bras se puede ver en otros lugares; confróntc·nse los iguientes: Trigoso: Q. ,1, a. 3, dub. B. Q. 10, a. 2, exp. t. Q. 18, a. 2, exp. t., dub 2, concl. 3. Q. 18, duh. IV. Fnmcisco: Q. 10, a. 1, p. 68. Q. 14, a. 11, concl. l. Q. 23, a. 2, p. 27'1. Q. 2cl, a. 1, tertia difficnltas. Otra prueba de la depPndPneia de Francisco de Corigliano del P. Trigoso la teiwmos en las citas, principalmente de S. Bne– naventnra. Casi siempre los mismos textos, cosa qne lmce dudar si usó en cada, uno de los casos el t<>xto original o mar,; bien se Hirvió del publicado por Trigoso; casi siempre las mismas anto– ri1ladt>s de la 8. Bseritum y d<é los Santos Padres, con 1wqneñas variantes, etc. Lo único en qtw se nota la originalidad de las citm; Ps al trntar8e de los t1°ólogos ·eontemporáneos, como Suá– l'f'Z, l\Iolina, nomhrPs qUt' ni una sola VPZ S<> leen en la obra dP '1 1 rigoso y casi en to<las las páginas d<~ Frnnci;;co de Corigliano. Además remití' incondicionalmente a los Com<>nttuios de 'I1rigoso, íliciPndo por ej. , que trata la CUP8ti6n muy bien, con claridad, con amplitud», etc. (q. 1, a. l, p. :1; a. 3, p. 11; q. 11, a. l. p. 82; q. 12, a.. l, p. 84; q. H), a. 3, p. 212; q. 23, a. to, p. 329; q. 25, a. 9, p. 35H, 360). SiPmpre que se trnta ele una tesis disputada admite la opinión de '1 1 1·igoso aunque a las veces spa, en contra df! los grandes teólogos de sn tiempo (q. 3, a. 3, p. 33; q. 7. a. 2, p. 43; q. 14, a. l, p. 11 l). Genernlmentn !P si– guP cuando se trata de investigar el pensamiento bnenavent11- 1fano (q. 3, a. 2, p. 28; q. 19, a. l, p. t!)f\; q: 2~3, a. 4, q. :3, p. 289; a. 9, p. 322; a. 10, p. 329, etc.), y admitP t'l modo dt-• conciliar a i-l. Buenaventura con S. 'l 1 omás (q. 8, a. 1, p. 50; q 23, a. 10, p. :325), desaprobándolo solamente una, vez, cuan,1o trata de si la predestinación ps acto de entendimiento o de la voluntad (q. 23, a. 2, p. 276). Pin al mente, füé el P. 1 1 rigoso parn :B'rancisco de Corigliano una ver,1adern autoridad teológica, concP<1iéndole la misma im– portancia qne a SuárPz, Báñez, ~Iolina, Váiquez, etc., pues lo cita al par de ellos y a veces en contra de ellos (q. 3, a. 3, p. 33; q. 8, a. 9, p. 61; q. 9, a. 2, p. 65; q. 23, a.!), p. 322 y 324) y lo llama expresameiltf~ « uno 1fo los principales tP6logos mo– derno,», es dPcir de los siglos XVI y XVII (q. 14, a. 1, p. 11).
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