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400 P. lV[BLCIIOH DI~ POBLAlH 1 RA (56) Bontempi inclusive. 'Jlanto que a él se ha a,tribnido por dichos escritores nada menos qne la decadencia completa del buena– venturismo en el siglo XVIII. No ('S qtw queramos justificarlo nosotros en todos su puntos. Bien se nos alcanza que el desme– surado amor a dicha conciliación les condujo alguna que otrn vez a interpretacionf:s m1prichosas, cayendo en descré<lito sus afirmaciones. Pero creemos, por otra parte, que si el criterio de una recta conciliación se hubiera mantenido siempre en nn t{,r– mino medio, hubiera producido, a no dudarlo, mej<H'PS resultados qne una separación definitiva. No dPcimos con esto que el mé– toao adoptado por 'l 1 rigoso en sus comentarios sea el i<foal, pues sin du<la alguna mejor sería aquel que nos presentara la doctrina y los principios del Seráfico en toda su purPza y ori– ginalidad; 8Íno que el P. Ti·igoso nl seguir el método más arriba indicado comprendió bien, lo mismo qne los otros teólogos Capuchinos, PI problema que 8e proponía resolver: introducir en las eseuelas la doctrina de S. Buenaventura. ¿ Qué hubiera con– seguido, en efecto, un comentador del SPrático ;\faPstro que a fines del 8iglo diez y seis, en los nlbore8 de aquella época de forvor y entusiasmo por 8ll doctrina, 11~ hubiera colocado en el plano que a mPdiados del sig'lo diez y siete, después de un ma– <luro examen y del profundo esturlio de mnehos 8ahios, 11~ coloc6 el P. Bartolomé Barberis de Castelv,~tro'? Por <fo pronto, no ern obra que podía realizarse en poco tiempo PI llegar a identiiticaese de tal modo con los prineipios fnndamPnta,Jps de la escurfa huenaventnriana que pudiera presentarse en el campo teológico como una escuela independiente, que no necesitaba nadn de nadie para exponer y defende>r sistemáticamente la doctrina cat6lica. Nadie hasta entonc<~s lo había intentado. JJJste defecto de literatura huenaventurista qtH~ se notaba a fines del siglo diez y seis daba ánimos a nuestro 'Jlrigoso para lanzar a la Orden Seráfica una muy severa reprensión, que el P. Benito Bonelli en su Prodromus juzga Her muy acn·tada (!). Pues aunque sea cierta la noticia que nos da Civezza, que un manuscrito de la Biblioteca de J;,lorencia hace mención <fo más de 102 obras escritas acerca de los escritos de S. BuP,naventurn desde 1300 a 1500 (2), es asimismo cierto que casi todas están inéditas, y sabida cosa es lo poco que los manuscritos influyen (1) Cf. Prodromus ad Opera omnia S. Bonaventw·ae, l. II, p. Tri• denti, 1767. (2) Cf. La scolastica e la scuola francescana, p. 32, nota 2. Véase además 1 Sent.; Opera omnía, t. I, p. LXIV Quaracchi, 1882.
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