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(55) 1•1L P. PBDRO 'Í'IUGOSO UB CALATAYUD 399 sitio textus, para pNslrndirsP cuánto amaba poner de manifiesto que la d.octrina de S. Buenaventura es idéntica a la d.e los otros te6logos, o como él mismo a,firma: doctrinan, 8. Bonaventu1'ae commwnem esse omninm theologorwn (1). Casi nunca falta uno d.e los preliminarei,; que hable de (•8te punto particular. JiJn fin, cuando, o por ser evidentP la desemPjanza o por pa– reeerle igualmente probablPs dos o más sentencias, no se atreve a dar el fallo definitivo, expone imparcialmente las razones que hay a favor de cada nna dP las partes, declarando luego modes– tamente 8n parecer, « si hien las dos sentencias son probablf's, a mi sin embargo pa,réceme más probable, etc. ,, indicando dés– pué8 los argumentos con que ,;e plw<len refutar las razones que apoyan ,;n opinión (2). (¿no PS precisamPnte el consf•jo dPl Doctor Seráfico pm él mismo practicado: 8itf{icit in dubiis scfre quid sa– pientes censuaínt, nec est utile contentionibus dese;•vire (3). Ahora se comprende fáeilment,, el alcance que pueden tener estas palabras que escribió Pn ,il Prólogo: « Leed estos nuestros Comentarios, en los cuales las opiniones (de S. Buenaventura) qne han sido juzgadas no solanwnte falsas sino hasta erróneas, se discutrn, Pxplicau y defienden como doctrina verdadera y m1t61ica, eonforme con la de los demás teólogos » (4). BstP caráctm· pacificador o conciliador lo bebió directamente 'I'rigoso en la obras del Doctor Seráfico, en las cuales el Pspí– ritn de concordia es una de sus caraeterísticas principales. Po– drfase, por tanto, decir del P. 'rrigoso lo que alguien lm dicho del Seráfico Maestro, o por nwjor hablar, lo qne de sí mismo dicP S. Bnenaventnra: que trata más bim1 de estudiar las opi– niones aj,mas qnr> de PxponPr la propias; que expone más bien qnP critica las sentencias, razón por la cual con ser y todo un gran te61ogo se excusa ordinariamentP de proponer argumentos IlllPVOS (5). Mueho se han exagerado por algunos escritores los efectos de este deseo de conciliar la doct,rina de S. Buenaventura con la de S. 'I1omás, predominante en PI P. 'rrigoso y en los otros huenaventuristas Capuchinos de la décima séptima centuria hasta {1) Cf. q. 14, a. 3, exp. text., not. •l y ad 4um. (2) Cf. q. 7, a. 2, dub. 1, concl. 3; q. 18, a. 2, dub. 2; a. 10, dub. 4, fin. (3) III Sent., dist. 40, a. unic., q. 3, dub. B; Opera ornnia, t. III, p. 896, Quaracchi, 189G. (4) Ad lectorem. (5) Cf. 11 Sent., prnelocutio. - Acerca de este carácter de la doctrina de S. Buenaventura, cf. PRoSPER DE MARTIGNÉ, ob. cit., p. 29-31; Ev.rnGELISTA, ob. cit., p. 20-25.
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