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398 P. ;\Tl<]L{1lIOR lHJ POBLAm:mA las diversas smltencias qne hay acerca, d<~I particular, S. 'l 1 omás (Pars I, q. l, a. 4) 8osti<rne que la teología es principalmente especulativa por rnz6n del fin último al mm! nos ordena, que es la visi6n beatifica. Se encnentra, puPs, df~lante de dos opiniones contrarias, ¿ cuál abrazará'? Apelando a la doctrina del Doetor Angélico (Pars I, q. 14, a. 16) hallará mf➔ dio dt! salir airnso de la contienda de modo que siga a S. Bnenaventma sin eontrariar a S. Tomás. 1-0n efecto, una ciPncia puede SPl' especulativa o prác– tica ya por razón del objeto ya por razón dPl fin; luego una ciencia que sea práctica por razón del fin, podrá ser especulativr1 por razón del objeto, o vicever:ia. Admitido este principio ]¡1 cuesti6n está resuelta, y se podr{t defendn la siguiente propo– sici6n: Si la teología se considern de parte de su objeto, Ps más especulativa que práctica (S. Tomas), pero si se considera de parte de su fin próximo es más práctica quP especulativa (S. Bue– naventura), pudiéndose muy bien llamar afoctiva. (¿ueda, por consig-uiente, probado que en la prf!Sente cuestión no se opouPn el Angélico y el Seráfieo, sino que se completan (! ). Así sabe PI P. Trigoso hacer desaparPcer las diferencias que entre los dos Doctores pudieran f'Xistir, y de hecho existen, haciéndolos coin– cidir en una misma sentencia. PPro no se crea que Trigoso se contenta con probar lít se– mejanza o identidad dA la doctrina del Seráfico Doctor con la del Angéli00. Su vasta erudición teológica le hacía ver fm torlas y cada una de las cuestiones las opiniones discordantes y los diferentes modos con que los t<>ólogos contemporáneos de S. Bue– uaventura y ,le los siglos posteriores habían expuesto la doctrina católica. Conocía con perfección a Alejandro· de Ua!fis, Ji};coto, Egidio Romano, Ricar<1o de l\Iediavilla, Durando, Capréolo, Ca– yetano, 'I1omás de Argentina, etc., y como por otra parte, « füé su lema nunca apt1rtarse füel común sentir de las Escuelas »(2), siempre que ve alguna desemejanza sea de exposición sea de prineipios entre S. Buenav<>ntnra y los demás Doctor<>s, pro– cura exponerlos con claridad y precisi6n et illos curn doctrina S. Bonaventurae conformare. Y esto lo hace con preferencia cuando la exposici6n df, la doctrina, o la doctrina misma, contraria it la de S. Buenaventura « no le disgusta » o « le agrada más » (3). Basta abrir la Suma en cualquiera página, máxime en la Expo- (1) Cf. q. 1, a. 1, exp. text. y dub. 5; q. 1, a. B; q. 3, a. 1, dub. 2; a. 2, dub. 2, etc. Q. 18, a. 10, dub. 1, op. dec. Cf. q. 20, a. 4, exp. text., 4 opin.
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