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afecto í> (l). La mirada fija en este norte, lo primero que se propone al examinar los intrincados problemas de la teología escolástica f'S nunca contradecir la opinión de sus maestros. Al exponer Pl ::trt. 6 de la d. 4fi del primer libro de las Sentencias, dice que dP él se deduce que, SPgún S. Buenaventura, si Adán no hubiera pecado tampoco se hubiera verificado la Bncarnación del Verbo; que contra esta opinión gTitan los escotistas con Bscoto; « pero comoquiera que nuestro ánimo, continúa, al escribir esta Suma füé defender siempre a S. Buenaventura y a S. T 1 omás, en la segunda parte de ella satisfaremos plenamente a las quejas de Bscoto y de sus discípulos )) (2). Siempre que encuentra no ser del todo igual la opinión del Seráfico a la del Angélico, procura ante todo buscar medio de conciliarlos. Nos haríamos interminables si quisiéramos aducir todos los pasajes en que trata (fo conciliar a, estos dos grandes maestros de la teología escoUtstica. Citaremos solamente uno (indicando algunos otros en nota) en el cual se verán al mismo tiempo los medios de que pt1ra conseguirlo se sirve. Se trata de saber si la 'l'eologfa es ciencia especulativa, práctica o afectiva. La conclusión establecida por el P. Trigoso es la siguiente: La teología ni es ciencia pmamente especulativa ni tampoco pura– mente práctica, sino especulativo-práctica, es decir, afectiva. Bsta tc,sis m;i enunciada en la Summa textiis, la desarrolla en la Ex– positio textiiH del modo siguiente: Según Aristóteles la ciencia se divide en especulativa y práctica, pero Alejandro de Hales· pri– mero y después S. Buemtventurn y Egidio Romano adoptaron en esta división un temer medio: afectiva o afectuosa. Ciencia, afectiva es aquella que siendo especulativa y práctica al mismo tiempo, no solo ilumina el entendimiento sino que inflama el afecto. Ahora bien, cuando un acto o un hábito cualquiera tiene varios fines subordinados se denomina siempre por el último tin principal. 'reniendo, pues, la Teología tres fines subordinados, que son: 1. ilustrar el entendimiento especulatíivo); 2. (al cual se ordena el primero) facilitar la obra práctico); 3. (al cual se ordena el segundo) amar a Dios, y siendo este último el más noble de los tres, síguese en buena consecuencia que la teología es una ciencia afectiva o afectuosa. Bl mismo P. Trigoso concede, por tanto, que para S. Bue– naventura la teología es principalmente práctica; princzpaliter ut boni fiarnits. Por otra parte, como él mismo afirma enumerando Ad lectorem Q. 14, a. G, exp. not. 5.

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