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394 P. )IELOHOR rrn POBLA.DUR~l (50) blecer en 1564 un curso normal de estudios en cada Provincia, según los decretos del Concilio '1 1 ridentino ( !), e hizo además que el estudio de la S. Teología fuese un estudio de perfección religiosa, nn continuo ejercicio de oración, una preparación pró– xima y eficaz para el apostolado, comprobando con ello que « verdaderamente bajo el sentido dP la verdadera y suave inte– ligencia de la S. Escritura (::::-:: Teología) está escondido el Sumo Bien, cuyo espíritu es más dulce que la miel a qnifü1 lo gnsta » (2). Por esta razón HO tememos atribuir al P. Trigoso, por lo menos en gran parte, el desenvolvimiPnto de la teología buena– venturiana dentro y fuera de la Ordeu en el si;i;lo XVII. La dificul– tad que los p~imeros Capuchinos, en su fervor de la más elevada espiritualidad, encontwlmn en admitir los estudios Pn la OrdPn (3), estaba completamt>nte resuelta. Bra notorio a todos que los prin– cipios de la escuela est,aban hermanados con los principios de la vida práctica; no le SPrvían de obstáculo sino de ayuda. Las tres ediciones de nuestras Constituciorws, que se sucedieron a partir del período de formación (Hí3t,-l 575) exigían como con - dición indispensable para su progreso, que así dPbía 1:<er, y el P. Trigoso con sn Suma teológica dió el primero al mundo nna prueba palmada y evidente de que asi era en verdad. Y alpu– tados por tan consolador expedmPnto Rigniéronle a velas desple– gadas, émuloR de su piedad y de su ciencia, los demás te6iogos bncnaventnristas, y la Orden vió eealizado entonces mPjor que nunca, ni antes ni después, el ideal propum,to en su legislación. « Y porqne a quien debe digna y onlemulamente predicar, ade– más de una religiosa y probada virtud, es necesaria algnna in– teligencia de las Sagradas Letras (4), la cual naturalmente uo se puede adquirir sino mediantP algún ("studio literario; para que PI tan noble y fructuoso f"jercicio de la predicación n11 nos– otros 110 yenga a menos con grave daño de las almas, SP or– dfma el establecimiento de algunos dPvotos y santos <>studios, redundantes do caridad y humildad, que tengan por objeto así la Gramática positiva como las S:1gradas Lc~tras. A <"ste f~studio podrán SPr admitidos aquellos religiosos que según el juicio del (l,1 Cf. A,wl. Onl. eap., 181:fü, t. V, p. W. (2) Cf. Constít. de 15.W, n. 124, en Líber Jlemorialis, p. •107, Romae, UJ28. (3) Itern, se ordena que nadie se atreva a poner estudi(1'. sino es leer algu- na lección de la S. Escritura, y a.lgú11 libro devoto y espiritual, que muevan al amor de Cristo y a abrazar su Cruz de I~I (_Const. de A/bacina, n. 25, en Liber Jiemorialís, p. 40G). (4) Conviene no olvidar que por este tiempo la S. J;Jscritura y la S. Teo– logía se usaban casi indiferentemente como sinónimos.
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