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(45) BL P. P.BDRO 'l'RIGOSO DlD CALAT.AYUD pertinazmente como hacen los lógicos (I) ». Y termina el tratado con esta bella Pxpresi6n: « ¡ Plegue al cic>lo que Pn esta ocnl– tísima materia hayamos siempre enseñado la verdad a honor y gloria de Dios Omnipotente! » (2). Por otra parte, lo primero que se propone en el desarrollo y exposición rle las tesis es no apartarse ni un ápice de la que es columna y firmamento de la verdad (3). Y así cuando dos sententias parecen ser igualmente prolmblPs, se inclina por aquella que cree más conforme con la teología tradicional y con las declaraciones de la S. Iglc,sia. « Siempre tuve por prin– cipio seguir la opini6n más común y que más se acerque a la verdad »( 4). « Sobre todo, nosotros en esta materia, como en otras solemos hacer, seguiremos las ei1st'ñanzas de los Santos Padres y la sentencia de los antiguos te!Ílogos, a fin de que en cuestión d,~ tanta importancia, confiados en mwstro propio in– genio, no erremos ,, (5). « Bn vm-dad, dice hablando del número de los fieles predestinados, no debemos aventnmr nuestro juicio en Pst11 materia, sino que debi:mos hablar d(; ella con temor y tf;mblor. Y ésta es la razon por qué no me atrevo a rechazar esta sentencia, sino que la temo. ¡ Sólo el Señor Rabe cnántos y quiénes son los suyos! Bsto no obstante, sometiendo mi juicio al juicio de la santa ::\Iadre Iglesia, digo que me place m:ís la sen– tencia coutrnria, y así cr<:o que <'ntre los cristianos es mayor el núnwro de los que se saln1n qne el de los que se condenan l> (6). ¿ Quién no v<~ en la elección dP esta seutencia y en el modo de proponerla un rasgo de sn característica piedad y devoción? Además, de tal manera dispone y ordena la resolución de las cuestiones estudiadas qtrn de ellas saqu<· otros tantos motivos parn exhortar a todos a la práctica de la,s virtudes. Bxplicando cierto pasaje de S. Bummventura (7), se ('Xpresa así: « ¡ Cuán hermosas collsideraci01ws se nos ofrecen aquí para la predica– ción! Por modo maravilloso sostiene Uios a los incipientes y débiles en la caridad: emiquécelos con muchos beneficios tem– porales, como son, riquezas, salud y otros bienes de este siglo, para podPr mantenerlos y conservarlos en su servicio. Así como a nna láimparn, y es compamción ésta <le que se vale S. Juan (1) Q. 18, a. 1, exp. text., not. J. 12J Ibíd., a. 10, dub. 6. (3) 1 Tim. III, 15. (4) Q. 7, a. 1, dub. 4. (5) Q. 10, a. 4, íutr. dub. (6J Q. 18, a. 4, dub. H, sec. dubitatio. (7) J Sent., q. :.l, prooem.
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