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IUL P. PB1)RO 'I'RHWSO rm (U.Lá.'l'AYU1) 887 tramhas cosas: por Jo q1w S. Buenaventnra superó a unos y a otros, toda vez que su doctrina da a conocer la devoción y la devoci6n la doctrina » (1). De las cirnh's palabras son un autén– tico comentario estas otras del Pontífice Sixto V: Pidt enim in 8. Bonlwentura id p1·ecipuurn et singulare... clivina quadam animas permovendi vi excelle1·et; sic enim scribenclo curn swrnma eruditione parem pietatis ardorem coniimgit, ut lectorem docendo moveat, et in intinws animi recessus illabatur, ac denique seraphicis quirntsdarn aculeis cm· compungat et mira devotionis dulcecline perfiinclat (2). Si hemos aducidos f'stas palabras con que ha sido justamente celebrarla la piedad de los escritos df'I Seráfico Doctor, no es porque quisiéramos estableen· un pat·angiín entre él y '11rigoso; qnerfamos indicar solament•~ algo así como nn "¡trgumento et priori para llegar a conocer esta cualidad o earacteristica de la obra del P. 'l 1 rigoso que ahora nos proponemos estuiiiar. Pues si los escritos del Seráfico Maestro son tan a prop6sito para encen– der en el alma el fuego clel amor divino, no causará maravilla qtw quien tan fervorosamPnte los lefa y meditaba, y tan apa– sionado amantí' füa del antor de aqnnllos dardos de amor, que podía afirmar que su doctrina « era santísima y diwotisima, digna de qne se lea de rodillas » (3), llegara a hacerse eco fiel de su influencia, aprendiendo de él la pi<~dad y 13 devoci6n al propio tiempo qne la ciencia. Y esta nmfad qnf' vislumbrábamos casi a priori de la simple consideraciiín de las rircunstancias en que Trigoso estudiaba la teologfa hnenaventnrinna, la hallamos ple– namente confirmada a posteriori por la leetura, de su Suma. Ya en nl Pr6logo, después de haber indicado el método seguido y los medios empleados para conseguir el fin que se proponía, dice: « y por aüadidnra, para que el Señor con sus luces me iluminara., fuí constante en la oraci6n » (4). Y como quien desconfía de sus propias fuerzas añadía: « Uogad, por tanto, a Dios Nuestro SPñor para que pueda dar cima a la obrn con el mismo ánimo con que la empecé, a gloria de este Santo y utilidad vuestrn » (5). '1 1 ales eran los fines que pretendía, que no las vanas especulaciones y sntiles formalidades qtw solamente sirven para deleite de la imaginación y entretenimiento del en– tendimiento sin llegar a mover el afecto, porque de lo contrario De scriptoribus ecclesiasticis, p. 113, ed. de Amburgo, 1718, en Biblio- theca ecclesiastica Joannis A.lberti Pabricií. Bullarium um,w,,.u,n.. t. VIII, p. Augustae Taurinorum, 1863, Cf. g_. 16, a. 5, exp. text., not. l. Ad lectorem. lbíd,

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