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Ef, P. PEDRO· TRIGOSO DE OALATA YFD 377 ritos que alabar; si o.ice menos de lo que debía rleeir, afirma que es en· virtud de la grande disciplina dP sn ingenio, que sabe concretar su pensamiento y exponerlo en pocas palabras; y si, por el contrario, alguna que otra vez dice más de lo que piden los términos de la cuestión Pstudiada, afirma que Jo hace par.a derrama,r m{Ls abundantemente su doctrina. propter ubertatem et abwndantiam doctrinae qua abundabat ( 1). Por otra parte no pierde ocasión de m1salzar la doctl'ina seráfica, t•ncomiando sus dotes y celebrando sns triunfo¡.;_ Así, por ej., dice que ·s. Buenaventura trata las c1wstiones doctísiurn y santísimameute (2), que la, so– lución dada por él t!S la 6ptima, qu<> nadie le aventa;ja, en el desenvolvimiPilto de tal o tal materia, etc. (3). No es maravilla, pne;;, qne se esf1rnrcP en explicar bien y gt·nninamente doctrina q1w tanto ensalza y tan digna juzga de ser estndin.dn . y seguidn., ni qne se precie m:ís de una vez de haber entendido el pmrnamiento lmen:1venturiano, creyendo haber sirio fiel intérprete dpl Sc·ráfico Doctor. Los medios de que se vale para exponer con füh~Jidad y prPcisión la doctrina de Buenaventura son principalmente las obras del mismo Será– fico .Yiai·strn y las dp los otros i1ntores dP los siglos XIII y XIV. En primer lugar, por lo qne n las obras del Seráfico se re– fipre, conviene atlvmtir q1u· füna del Itinerarimn mentis in Deum, que cita una sola VPZ (4), y dPl Breviloquiwn, tres o cuatro (5), ningún otro escrito de S. BuPnavP1lturn ,pie no sea los Comen– tarios al libro dP las S<rntpncias ;,,e halla citado en su Snma teológica. Este hecho tiene una cit~rta explicaci6n ora en el fin que se propuso el P. 'l 1 ri14oso ((i), orn Pn la dificultad de tener a la, mano una buena <"dición <le laR Ohrns completas de S. Bue– naventura, ora, finalmente, en lo que luPgo diremos a,J examinar las cansas por qiw 110 fné nn fipl buenaventurista. En segundo lugar, los autor<>s qtw estudia con prefer,rncia para interpretar la doctrina lrnevanturiana son Alejandro de Hales y Ricardo de J\Ie<liavilla, al pl'imero por haber sido maestro de S. Buenaventura y al segundo por ha,bi:>r sido su i11tér¡m·te. (1) Cf. q. G, a. 5, exp. text., not. B; q. 11, a. 5, exp. text., not. 1; q. 20, a. 7, exp. text., n. l. (2) Cf. q. 5, a. 1, exp. text., not. 1; q. 10, a. B, exp. text., not. 1; a. 1, intr. dub.; q. rn, a. 5, exp. text., uot. l. (3) Cf. q. G, a. 2, dub. B: q. D. a. 1, exp. text, not. B: q. 11, a. 1, exp•. text., not. 5; q. 12, a. 1, exp. text., not. 1; q. 16, a. B, exp., text., not. 1. (1) Cf. q. 8, a. 4, dnb. l. Cf. q. 11, a. 3, exp. text., not. 2; q. 18, a. 1 1 exp. text. 1 uot. 8 1 dul¡, 3¡ q. a. 4, dub. 1, uot. 1; dub. 2, coucl. 2. (6) Cf. q. 2, a, 1, exp. text.
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