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P. i\IELCHOR DB POBL.ADURA (32) Primeramente, tuvo por lema no apartarse nunca en sus disertaciones del común sentil' de las Pscnelas (1 ). Y así, siguiendo las huellas de su l\Iaestro, podía muy bien suscribir sus pala– bras: Non intendo novas opiniones adve1·sa1·e 1 sed comnmnes et ap– p1·obatas 1·ete.vere (2). Por don<lP Sf' ve qtrn en el plan de Trigoso lo mismo puedPn tener cabida, las tPsis bnenaventnristas quP las tomistas o Pscotistas; con tal que sean las más comunes en las escuelas, le impo1·h1rá poco quién es su antor. Diríase bajo este respecto quP Pl P. 'I'rigoso no juró en las palabras de ningún maPstrn; profesando una sana libertad en escoger sus opiniones. Basado en este principio, reprende y censura « a aquellos teólogos tan pertinaces en <lefonder sus propias opi– niones que ,tUIHJUe la :-;entmrnia contral'ia les parezca más pro– bable, de tal manera se adhier(•n a un determinado autor que alguien creería que éste era infalible:> (al. Consecuente con sus principios sigue casi indistintamente ora la opinión de 1.Dscoto (4), ora la de S. 'I1omás (5), ora. final– mente la de S. Bnenaventura (6). Esto no obsta,nte jamás se atreve a decir que defiencfo una tesis contra S. B1wnav<>ntura o contra S. 'l 1 omás, sino que aún cuando abierta.mente se inclina a la sentenoia del D•)ctor Sutil suele afirmar que lo mismo dicen S. Tomás y S. BtH'naventura, con tal qnf1 se Pnticndan bien. Lo mismo hace con S. Buenaventura y S. 'I1omás respectivamente. 2. - El Padre 'Crigoso Bitenm;entwrista. Sin embargo, podemos decir que el amor singular que pro– fesa al Seráfico Maestro hace qne le dé la preferencia en todas y cada una de las cuestiones, colmando de elogios sn doctrina. Defiéndelo siempre que encuentra alguien que lo critique (7): en donde otros pudieran descubrir defectos, el 1w ve sino mé- Cf. Ad lectoyem; q. ltl, a. 10, dub. l. S. BoNAYENTURA, Il Sent., Pracloc.; Opern omnia, t. II, p. 1, Quarac– chi, 1885. Acerca del sentido de estas palabras cf. K La philosophie de 8. Bonaventure, p. 15, París, Hl24, y J. l!'R. Bo:s:smF",, O. !!'. M., Le Saint– Esprit et ses dons, p. 2, París, 1929. (3) Q. 1, a. 3., dub. 3. (4) Cf. q. 7, a. 1, dub. 6, concl. 5; q. 8, a. 2, dub. B, concl. 1; a, 7, dub. 4; q. 15, a. 2, dnb. 5; q. 18, a. 6, dnb. 2; a. 10, dnb. ,1, concl. ,.t. Cf. q. 10, a. 4, dub. 6, conc!. 1; q. 12, a. 6, exp. text., not. 2; q. 18, a. 10, dub. 1, etc. Passim. Cf. Ad lectorem; q. 6, a. 6, dub. 2; q. 7, a. 1, dub, l; q. fl, a. 1; q. 11, a. 6, exp. text., not. 1; q. 18, a. 2, dub. 2.

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