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(15) BL P. PfüHW THWOHO Dlil f'ALA'l'AYuO largos mtos con li''r..Tos(> de Bsanatoµ;!ia lmhlando amigalile– mentP eon t;l (fo las cosas del cielo (!). AnnquP de comph,xión d<>licada y llO acostumbrado a las austeri<h1<l<>s de la virla capuchina por ,m nducaci(in y nHHlo dí' vivir hasta ento11ePs, !Ps cobrt5 h1Pgo tanto afpcto <pie jubiloso solfa decir a sns connovicios: .\cn(>rdonw qtw antes yo cal– zaba botas, medias y pscarpilws, y vestía camisa y jubón y otros finos vestidos, y esto no obstant<·, siempw ,tildaba aterido el<' frío; pero ahora que voy descalzo y casi desnudo y que el viento entra por dondP más Je plaee, siento mucho calor .. Oierto dfo de abstinencia, visit6 con otrns compañeros suyos la Sta. Casa de Loret.o, y antPs de emprP1Hlm dP nuevo PI viajP de regreso al convcllto, pusiérnmw a comer ('11 nn lngar retirado un trozo d<-\ pau y una sardina ,ml:ula. Vivía por P11toncPs en el cole– gio de los PP. ,Tesnítas dP Ancona un Padre que habfa sido discípulo suyo, y lrnhiP1Hlo sahi<lo éstP qtw SP Pncontraba allí PI P. '.11rigoso, fué a visitarlo, y le lrnll6 Pn la manera qu,~ lw– mos dicho, coll el trmm dP 1mn y la Hardi11a en la mano. Con– movióse tarüo al vn n su maestro, hombre ele tanto crhlito y reputación y acostiumhrndo a vivir con toda comodidad, (m aquella forma, q1w con las lágrimas Pll loi-i ojo¡; SP atr,wió a decirle: « Oh Padre mío, ¿ Ps posible quP V. P. me haya lwcho esta jugada'? ¡ sabiendo cuánto le amo no avisarme para qiw yo 111 proveyera de todo lo necnsario! ». PPro <'I P. Tl'igoso con rostro alegrtc y jovial lP conte1,;t6: « Oh hermano mío, mayor PS PI conLPntamieuto quP recibo yo con e8ta sar11ina y estP trozo {fo pan, que si comiera caponPs y perdices». Con esta respuPstn se reLiró el visitantc, muy compungido y grandemente edificado. 'I1ambi011 Pu el noviciado di6 prtwbas inequívocas df•l amoe que prof'esalm a la santa obediPncia. .:\fandói<> en ciPrüt ocasi6n el P. Guardián, más para prohal'IP Pn su virtud qur, para otra. cosa, quP fuera a la iglesia, en la que no lrnhfa sino una sola perHona, y predicara un Hm·m<Ín. Y él sin replicar cosa alguna ni hacer PI máH mínimo reparo acerca del auditorio que le espP– raba, antes con voluntad pronta y alegre, pronunció su discusso eon tan gran eficacia y con tan gran ff•rvor, como si se hallara (1) Cf. Vite dei due .~ervi di Dio F1·. Giuseppe Senio1·e e Yi-. Giuseppe Janiore da Sant'"imu,toyli,t, Lai<!i professi Cappuccini della Proeincio. della Marca, p. fi-7, .J esi, 17B6. Evidentemente el autor anónimo dP. estas biografías snfre una equivocación cuando al hablar de Trigoso dice: ~ que] grand'uomo e qur,ll'insignc1 teologo, che lo decanta !'opera 11H. lni data allo srnmpe sopra l'ineffahilo místero della 8.nrn Trinita" (p. 7). La ohm de 'rrigo~o. 1•omo luego veremos, trata únicamente de la unidad de Dios.

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