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DEVOCIÓN DEL CARDENAL VIVES A LA DIVINA PASTORA 845 Copia después una oración de las de ,dicho venerabl·e,. y finaliza con lo que é; llama recuerdo , práctica deducida del tema meditado , el cual, cuando considera a la Virgen, como Pastora de los gentiles, lo cifra así: . <Por amor de Maríél cooperemos a las obras católicas destinada$ a la conver.;ió!") de l os infieles. En obsequio de la Divina Pastorn hagc1-mos muchas fimo •mas espirituales y temporales en pro de la· propagación de la fe católica» (t). TermJna todo lo dicho con un acto de consagración para l.os cofn1des de la Divina Pasfo:ra. Seguidamente inserta varias canciones popu lares 'ele nuestros antiguos padres, entre ellas las del padre Verila, Pastora · María, -:llena de la gracia (2), y la oración auténtica del beato Die1;i-o a la ~astora Dolorosa (3). Réstanos todavía una pincelada, que dará los últimos perfiles al boce– to _del carden_¡:¡I Vives con los tres rasgos más simbólicos y sobresalientes d_e su vida, _que vamos a resumir en un pasaje del discurso ya citado en el Congreso mundial mariano de Roma, en el cual con pluma de oro y voz de fuego escribió úna brillante página alusiva al pastorado celestial de M_c1ría. Ante aquella ilustre y ecuménica asainblea dirigiéndose a la Vir- gen, dijo: · · «Oh In,11aculada, tú eres el esplendidísimo ornamento _y la defensa infranqueable del Pontífice Romano, Vicario de Cristo en la tiern1, a quien llaman los doctores marianos Dic;idei1rn y Bula real de la Iglesia; la,Madre por an_tonomasia del Papa; Corazón del cuerpo místico de Jesús; Racional del Divino y Supremo Pontífice Cristo; comparada por santo Tomás de Villa nueva a los magnificentísimos ·atavíos del supremo Pastor; eres la tiara del Pontífice, toda_de oro purísimo, en la cual está escrito el Santo . del Señor; y por esto eres asemejada por san Antonino de Flore.ncia al Pastor Supremo, pqrque apacientas la Iglesia , con el fruto bendito de tu .vientre. ¡Oh Purísfrna, oh Santísima Madre del Pontífice Eterno, ante cu– yos pies bienaventurados se postran suplicantes los mismos Pontífices marianos, sucesores. de san Pedro! ¡Oh María,. Estrella del mar, que ilu– minas con tus claridades a nuestro infalible magisterio; Aurora, .que ase– guras la navecilla de la Iglesia y confortas al Príncipe de los pescadores espirituales: lnterce.de por nuestro santísimo Padre Pío , para que tu Hijo lo conserve, lo vivifique, lo haga feliz en la tierra triunfando de sus .ene– migos y en la gloria•sea ad numerado entre los marianos pontífices» (4). . Los conceptos vertidos en. este hermosísimo . párrafo nos sugier.en . la ideología de los tres amores del carden.al : Jesucristo, Buen Pastor de las almas; el Papa, Vicario suyo que apacienta su grey; la Virgen María, Pastora amantísima, Medianera entre el Buen Pastor y la Iglesia -con -su cabeza visible. De modo tan admirable enlazaba siempre sus tres devociones predi– lectas, porque la una, a su entender, exige a la otra: y juntas todas forman el redil perfecto de Jesucristo en la tierra bajo un sólo Pastor, presente por su Vicario, a quien quería y veneraba como a la_niña de sús ojos. _ Este su· gran amor y estrechísima adhes-ión .al Papa; si es cierto que 1. O. c., p. 65. - 2. Las atribuye erróneamenté al P. Isidoro de Sevilla. - 3. Véase en las pp. 442 y s. - 4. _P. Antonio de Barcelona, o. c., p. 510.

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