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BXTBNSIÓN DB LA.1"IBSTA DB LA , D. PASTORA A LA ORDEN CAP, 831 hecho para los capuchinos españoles. Decimos de . hecho, porque así se hace. Mas n@ creemos que sea de jure obligatorio, pt:es un privile.gio par– ticular sólo queda abolido por la l~y general cuando de él se hace men– ción (1). El trascendental avance del culto litúrgico de la Div¡na Pastora pres– tado p,)r el referido rescripto, no dió los frutos que se esperaban: 1. 0 , porque con el cambio de oficios desaparecía la parte alusiva a la Orden y al patronato; 2. 0 , porque los capuchinos no españoles, en general, desco– nocían el nexo íntimo que une a la advocación en su origen y qesarrollo con la Orden capuchina, y que son los propios capuchinos, según afirma el(p~dre Isidoro, los instrumentos ~legidos por Dios para dar a conocer y difundir él culto de la Divina Pastora (2). La fies ta, pues, comenzó a celebrarse como cualquiera otra mariana sin manifestaciones particulares en la iglesia, como se hacen en casi to– das Tas nuestras· de España y sin un arranque de propaganda en las mi– .siones. Obviando tales inconvenientes cuidó el padre Calasanz reproducir en Analecta (O.M. Cap.) la mayor parte de la Oratio adPium VI del padre Jerónimo de Cabra (3), en la _cual se exponen el origen y los fundamentos de la devoción; pero como el fin de aquel escrito, como ya se . dijo, era' otro., la medida ni fué eficaz ni suficiente, porque se necesitaba o un gran movimiento devocional, que no lo hubo, o una obra histórica del género de la presente, que no la había, para informar a todos los capuchinos del mundo de la misión que tienen de dar culto a la Divina11Pastora y propagar su devoción. Nada de esto debe extraña.rnos, porque las obras de Dios no se rea– lizan en un momento, sino paulatinamente y pasando por el crisol de las tribulaciones. La Divina Pastora quiere que la glorifiquemos, pero ponkn– do a contribución nuestros continuos trabajos y sacrificios. Débese, en otro orden, al padre Llevaneras un importante progreso de la devoción, que vino a perfeccionar la obra del beato Diego. Acompañaba de secretario a nuestro padre general en la visita canó– nica (1889) a los conventos de España; y después de ella escribió el Ma– nual Seráfico, ceremonial y disciplina monástica, donde reunió los usos y venerables costumbres de los capuchinos. Lo presentó al reverendísimo padre no sólo para ·su aprobación, sino además para que se dignase p·ro– mulgarlo como un código obligatorio, que daría uniformidad a la vida de 1. Ha muchos años que venimos trabajand·o en pro de este asunto. Como vocal de nues– tro capítulo general de 1926 fuimos consultados sobre la reforma de nuestro Brevia.rio y en carta de 22 de diciembre de dicho año pedíamos: Solicitar de la S. S. el rito de 1.ª clase para la fiesta de la Divina Pastora, con indulgencia plenaria y absolución general; que constase explícitamente su patronato sobre nuestras misiones en el oficio divino y que la oración DoMr- ' NE JE~u.CrqusT:, PASTOR BoNE, sea la de la fiesta. Por entonces nada se hizo; rernen1932 fué solicitada la contirmación del patronato, y la S. S. contestó que nci convenía. Parece ser que ·se estimaba la petición como algo .nuevo y creemos que debiera insistirse eri ello, dando a las ' preces el senüéo de que lo que s.e 'pretende es recabar una gracia que ya estaba concedida y por un errc,r histórico no se puso en práctica. - 2. LA MEJOR PASTORA i;suNTA, prelims.-3. L. c., t. 3, p. 325 y en los ss. passim.-En las pp. 357-61 de este libro se insertó lo omitido de la ÜRAT!o en A~ALECTA. •
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