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822 LA DIVINA PASTORA y EL BTO. DIEGO J. DE c. Madre de Dios. Es un ver– dadero año mariano, uti– lísimo a los eclesiásticos y predicadores y para fo– ii1entar la piedad de los fieles. Le siguieron los Bre– ves Soliloquios del alma con la Divina Pastora, María San!Ísima, (1887) , de los que trataremos des– pués'; y el librito, -Veritas Translationum Almae Domus Lauretanae, mul– tiplici Traditionis fon/e comprobatiJ (1877). Esta obra.traducida al francés, italiano, castellano, ale– mcín y portugués , consti– tuyó el baluarte de defen– sa para la autenticidad de la Santa Casa de Loreto , y el medio de que se valió el padre Pedro de Mála– ga para la espléndida res– tauración ·de la basílica. lu erección de la Archico– fradía universal de la San– ta Casa lauretana y fo– nientar la devoción de los petegrinos que visitaban el hogar de la Virgen conde El P. José Ca lasanz de Llevaneras el Verbo Eterno se hizo hombre. \ l . Publicó después los Breves Soliloquios del alma con Nuestra Seño– ra de los Dolores, dispuestos para treinta y una visitas y otras devocio– nes (1891); la Piisima erga SS. Dei genilricem, hebdomadalis devotio, ad impenetrandam gratiam pie vivendi el feliciler moriendi (1892); las Misericordias Marianas, re.cuerdo de misión y santos ejercicios (1895) y otra nueva edición en la que añade el subtítulo: Consideraciones y ora– ciones para consuelo de los pecadores {1905). El precioso opúsculo rezu– ma en todas sus páginas el inmenso amor de la Virgen María por los pe– cadores, a quienes con bondad y solicitud atrae al camino del bien. No hay · corazón tan apenado y decaído por la gravedad y multitud de sus pe– cados, que al leer las máximas de este librito no se despierte en él la fe y confianza en la Madre de las misericordias , así como la idea de comenzar una nueva vida con segura esperanza de obtener su perdón . Próximo a recibir la ;Júrpura cardenalicia, dió a luz el Ka/endarium dolorosum Beatae Mariae Virginis (1899), compuesto de sentencias de los santos padres y doctores de la Iglesia para el uso de los ascetas y predicadores, con lo cucl se vé el fin de la obra ·y el provecho que de ella puede sacarse.