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EL P. 10SÉ C. DE LLEVANERAS 817 y así se lo éxpuso a nnestro padre general, diciéndole que lo hacía cons– treñido por gravísima necesidad. Filé destinado al convento de Bayona (1876), pero, antes de llegar, lo vió en París el padre prov.incial de Tolosa y, movido de compasión por el agotamiento que su fría, determinó llevárselo consigo para cuidarlo mejor y, conociendo su futura valía, logró que se afiliase a su provincia. Lo mandó al convenio de Perpiñán y aquí acabó sus estudios y se l·e con•fió . . I.a cla5e de latín de la escuela seráfica; . Llegado el tiempo, de la ordenación, surgieron graves dificultades que . la impedían: sus ataques nerviosos, que eran una irregularidad. Pero el padre provincial, ·por el motivo dicho, no paró hasta conseguirle la dis– pensa y alfin fué ungido sacerdote de Cristo el 28 de mayo de 1877.·Des;. de entonces ¡caso prodigiosó! desaparecieron ·Ios ataques para no volver hasta el fin de su vida . Lleva siete años de estudios, llenos de enfermedades, contratiémpos y perenne traginar y, sin embargo, su formación en las ciencias eclesiás– ticas resulta acabada y superior a la de su tiempo. Consérvanse muchos cuadernos, autógrafos suyos de estos años, que revelan su singular y precoz ingenio. Del año que pasó en el Ecuador hay: una Estadística corú– pleta de las misiones americanas; un Diccionario de la lengua inca eci.:a– toriana; las Cronologías de los Papas; Notas sobre la jerarquía eclesiás– tica de América; muchos apuntes geogTáficos e históricos de la misma y una Estadística de los capuchinos españoles. De los tres años siguientes hay un Resumen de teología dogmática; otro de mística; un Compendió de Ia, historia eclesiástica y otro que contiene !recientas sesenticuatro con– clusiones dogmáticas con su respectiva calificación teológica. Débese tál prodigio a su aguda y preclara inteligencia, a su memoria privilegiada qüe retenía cuanto leyó y oyó, a su férrea constancia aprovechando las horas y los minutos. A lós dos años de sacerdote fué elegido guardián y director del colegio seráfico de Perpiñán. Aquí le sorprende el decreto del ministe– rio Jules Ferry suprimiendo las Ordenes religiosas en Francia, y un d.ía vió que los gendarmes derribaban las puertas del convento par a entrar en la clausura. · · Imposibilitada la vida religiosa en Francia, aprovechó la facilidad que le ofrecía la restauración de la Orden en España y, habiendo preparado el viejo convento de Igualada, se trasladó a él con su comunidad y los ni- ños seráficos. · · Sucesivamente y en plena juventud fué elegido definidor provincial, . custodio general, secretario del reverendísimo padre general durante su visita a los capuchinos de España, secretario de nuestra procura general, con.sulror de varias Sagradas Congregaciones romanas, visitador general de los capuchinos españoles, definidor general, vicepostulador de la causa de beatificación de fray Diego de Cádiz, delegado pontificio en el Tesino, · creado cardenal por León XIII , y últimamente nombrado por Pío X prefec– to de la Sagrada Congregación de religiosos. Con atinada frase el señor Torras y Bages, obispo de Vich, describió esta triunfal y vertigin,osa carrera diciendo: «El proceso de la existencia del cardenal Vives no es el proceso co– mún y ordinario: los trámites de su vida no son similares a los de otros sacerdotes y religiosos: la mano invisib"le de la Providencia, que rige 10§

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