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816 LA DIVINA PASTORA Y EL BTO. DIEGO J. DE C. que embarcó para el convento de Bayona, donde el padre Ignacio leyó a él y a sus condiscípulos la -:ilosofía. Corno era de cornplesión morbosa había enfermado con los azares de la triste jornada, pero pronto se repuso y acabó los estudios filosóficc•s, pasando a Fontay-Ie Cornpte para cursar la teología. Aquí enfermó m:e– vamente y fué trasladado a Ceret, donde mejoró. Entonces, olvidándose del calvario de Guatemala, reverdeció en su alma la vocación de rnisiore– ro y pidió a nuestro padre general que lo enviase a la recién fundada mi– sión del Ecuador, a donde marcha en 1875 con sus condiscípulos pera continuar los estudios en el convento de !barra. Desde aquí escribió una nueva carta para los Annales franciscaines, y en ella, corno nota saliente, relata la expulsión de los capuchinos de El Salvador, su pa'lo al Panamá donde misionaron con gran fruto, y añade: ·«La acción del Señor era visible, no menos que la protección de la Divina Pastora, cuyo estandarte se llevaba en todas las misiones» (1). En una tercera carta, escrita a raiz del magnicidio de García Moreno, termina con estas frases, hito de su devoción: «Pronto le escribiré sobre el estado fo– reciente de la Orden tercera en todo el Ecuador, donde el recuerdo de nuestros antiguos padres se ha religiosamente conservado. Lo prueban suficientemente las numerosas imágenes de la Divina Pastora, cuyo est1:n– darte se llevaba en todas las misiones y que nuestros padres encuentran pbr todas partes en sus correrías apostólicas » (2). Cuenca, la tercera ciu dad en importancia del Ecuador, fué de las n ás solícitas en recibir por este tiempo la devoción y donde se ha perpetuado vigorosa y exuberante hasta nuestros días. Prueba de ello es la publica– ción del Triduo en honor de la Divina Pastora. - Recuerdo del cincuen– tenario de la fundación en Cuenca de la devoción a la Sanlfsima Virgen bajo el titulo de la Divina Pastora, 1877-1927. · Este librito, compuesto con unción y cariño tiene su himno propio, que por ser poesía hispano-americana merece que recojamos algunas de sus estrofas. ¡Oh dulcfsima Pastora y adorada Madre mfa, le consagro noche y dfa, alma, vida y corazón. Bien lo sabes, dulce Madre: fuí tu oveja en otro día, mas del mundo la falsía del rebaño me alejó, y con loco desvarío fuí cruzando la existencia ... Miré oscura mi conciencia, porque huí de tu favor. Hoy que vuelvo a tu redil, haz que encuentre el alma mía en tu amable compañía lenitivo a su dolor. En mis ansias de ser tuyo te suplico, Madre amada, me concedas por morada tu materno corazón. El clima ecuatoriano maleó la naturaleza enfermiza de fray José, que sufría horriblemente postrado por la debilidad y fuertes convulsiones ner– viosas, que lo inutilizaban para todo. Pensó entonces volverse a Europa 1. P. A. de Barcelona, o. c., p. 56. - 2. Ib., p. 67.

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