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V, P, ESTEBAN EN EL SALVADOR 799 almas con el Pan de los ángeles y dos niil parejas amancebadas legi– timaron su matrimonio. De Ia,capital había que ir a los pueblos para extraerles el virus revo– lucionario y conducirlos a Dios, que es orden y paz. Entre los muchos que misionó vamos a circunscribirnos al principal, Chalatenango, y cedemos la pluma al venerable para que sea él también quien nos refiera lo sucedi– do,en esta nueva jornada. «Para conocer bien-dice-los frutos que la divina gracia ha obtenico en la santa misión, es preciso saber cuáles eran los vicios que &;ominaban a la masa del pueblo antes de entrar la Divina Pastora ... Los vicios capi– tales eran la vagancia, la usura, el escandaloso amancebamiento de toda clase de persónas, ta.nto casadas corno libres, figurando a la cabeza aque– llos a quienes a boca llena llaman señores, la embriaguez , el robo y el .asesinato. · <Desde el año 42 que comencé a dar misiones en América ... en Repú- blicas y no Repúblicas, en ninguna había encontrado tanta y tan desver– .gonzada relajación ... Pues en medio de esta Sodoma y Gornorra., tenía el Señor una pequeña grey en quien se complacía ... No hay duda que estas almas aplacaban, como otro Moisés, las justas iras de Dios ... Relata el venerable las gestiones de las autoridades, durante tres años, pidiendo la misión, y añade: • <Pero si tanto trabajan los buenos para lle.var la misión, no dormían los malos, los .escandalosos, los libertinos, · los incrédulos, para estor– barla, y por esto, estando ya los misionúos en camino, hicieron el último esfuerzo, escribiendo al gobiern◊ suprenio que los facciosos intentatu:i,n invadir la villa durante la .misión y que sería mejor dejarla pór entoncee. El supremo gobierno contestó que no había peligro alguno. «Se ccercaba, por fin, el día tan desea.do para las almas btienes j,, creyendo que el día 15 iba a llegar la Divina Pastora, salieron a encon'– trarla algunos ,párrocos, el gobernador, la municipalidad y los más visi– bles de la .villa ... hasta dos o más leguas ... Tan pronto como se supo que esta.han cerca las misiones, se vió un movimiento tan grande en toda la villa que, abandonando todos sus trabajos, casas y tiendas, corrían en todas direcciones, gritando: ¡Ya viene la Divina Pastora! ... «¡Dos pobres capuchinos, vestidos de toscos y remendados hábitos, con unas tristes sandalias· ... tostados del sol, baña.des sus frentes de sudor, sin más .tren, sin más arma~ que un báculo en sus manos y un santo crucifijo al pecho, conmueven y electrizan las masas populares! «¿Qué es esto? ¡Oh, no son ellos, es la Divina Pastorcita, que con cayado en mano va sacando del lodazal de la culpa a sus ovejas extravia– das ... Era tanto el gentío que apena.s se podía dar un paso. «Enarbolado el estandarte de la Divina Pastora, fué tanto el regocijo, que todos, puestos de rodillas;·la veneraron, la · saludaron y llenos de un religioso entusiasmo exclamaban: ¡Qué linda es la Divina Pastora, María Santísima! · <Como sabían que a la entrada de nuestras misiones no se admitía música alguna, quisieron manifestar de otro m'odo el contentoy alegría formando arcos. Todas las calles del tránsito se veían engalanadas con arcos de diversos colores, vestidos ·de damascos y ricos pañuelos de se– da. Con tales demostraciones de júbilo, volando al mismo tiempo cente-

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