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V. P. ESTEBAN EN EL SALVADOR 797 · mala, llena de insultos.. ., era la que, en tiempó del sitio, iba de trinchera en trincherá animando a los soldados; era la que, a _los que consideraba cobardes, les quitaba el fusil. .. y les decía: ¡Lástima que llevéis calzares! <Pues esta misma fué la que, movida de.una gracia eficaz, lanzó dé su pecho las voces d.e arrepentimiento y dolor. Y desde entonces, transfor– mada en otra Mag·dalena penitente, no sólo se confesó y se casó, pues era de las amancebadas, sino que no paró hasta sacqr. dd mal estado a toda su familia, parientes y amigos ... <Antes que llegara la santa misión a esta capital estaba formado el plan de rebelión por los liberales progresistas para derrocar al gobierno Dueñas y colocar de nuevo a Barrios. El 1~10mento seña lado era en la no– che del 14 al 15 de mayo ... Mas como desde el día primero, que se dió principio a la misión, las materias fueron las. más fuertes en los asu(llos morales, logróse que aquellos corazones se cambiasen enteramente. Era tal la afluencia de .hombres, que casi superaba a las mujeres. · «Pero, el 14, llamaba la atención aquella columna .de hombres que se puso en todas c:jirecciones al lado del púlpifo. El misionero ignnaba el motivo de tan sorprendente reunión; pero Dios que maneja la lengua del predicador apostólico... , hizo ver la confusión que los malos tendrán el día del juici.o universal. Allí fueron saliendo religiosos, clérigos, obispos, reyes, presidentes, magistrados, revolucionarios, sanguinarios etc. etc.; y fué tal la conmoción, que hubo un llanto general, <Acabado el s·ermón, los cabecillas del motín . comenzaron a querer reunir gente; pero iban retirándose todos cabizbajos, diciendo que no es– taban para eso y. que hasta entonces los habían tenido engañados: que bien conocían los males que habían hecho y que ya no querían ofender más a Dios. Otros; en vez de juntar gente para dar el asalto, se presenta– ron al gobierno y manifestaron toda la combinación que estaba tramada . Así se disipó la tempestad sin que hubiese habido necesidad de otras armas. «Como en es.ta ciudad ... no hubo movimiento ninguno, la sanie mi– sión fué siguiendo la misma marcha y la concurrencia fué aumentándose a la manera que iban desapareciendo los temores (1). La novena de la Di– vina Pastora, los Alabados que se cantaban y la plática que hacía el pa~re Bernardino después de la misa arrastraban de tal modo a las ,gentes, que todas las mañanas se llenaba la iglesia. El confesonario desde las 6 hasta las 11 de la mañana era para las mujeres, y desde las 2 hasta las 6 de la tarde _era para los hombres... . . . . ~;Este pueblo,.. tiene tan arraigada en su pecho la fe de su·s padi;es, que ningµno le gana en sumisión y docilidad, en la constancia y vivos de- seos ·de querer aprovecharse de la divina palabra.. . · «Se presentaban las casadas exponiendo sus quejas por los malos tratos que sus maridos les daban. Se .llamaba a éstos en nombre de la misión con un simple papelito, y aquellos hombres que con ellas y en su.s casas eran unos tigres, se vresentaban como unos mansos corderÜos :;. · Los divorciados, los enemistados de largos tiempos obedecían de la.mis~ ma manera .. . y Dios obraba con su divina gracia cosas grandes en su_,~· l . Fuera de la éapical hubo algunos alzamientos, sofocados fácilmente por faltarles ~l central.

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