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794 LA l>IVINA PAS1'0RA Y BL B1'0. DIBOO J. DB C • . ¡No te vayas, Madre! No, dulce Pastora, qt:e tu grey se queda, si, tí, triste y sola ... , los otros con el regocijo de la visita, llenos de fe y esperanza, no cesan de repetir: • A misión os llama, errantes ovejas , vt:estra tierna Madre, la Pastora excelsa (1). Y aun dábase el caso en que el fervor y entusiasmo de la ciudad mi– sionada, no queriéndose separar de su Divina Pastora, continuaba por el camino hasta dejarla entronizada en la iglesia donde debía comenzar lo nueva misión. Repetiríamos las mis-nas escenas cincuenta y cien veces, con cansan– cio del lector, si hubiéremos de referir las tareas apostólicas ininterrum– pidas por ciudades, pueb os y aldeas hasta el 1863: recordaremos sólo la misión de Chiquimula , pueblo temible, empedern ido en sus vicios y peca– dos , que rechazaba la gracia de Dios. Anteriormente , en otl'a misión , se habían burlado de los misioneros y sembraron las calles de pasquines infamatorio~ de El Judío Errante y de otros muchos antirreligiosos. El padre Esteban penetró en la ciudad con su estandarte , y día tras día fué captando la voluntad de aquel empedernido pueblo al que , para conquistarlo de verdad, 1~ predicó tras la misión una novena a la Divina Pastora._ La gracia triunfó: confesiones de ancianos que nunca lo habían hecho , legitimación de matrimonios entre envejecidos concubinarios, re– conciliaciones de familiaÉ enemistadas y ... hasta las mujeres de mala vida pidiendo perdón en pública iglesia . para reparar sus escándal_os, fué la cosecha recogida en tan difícil misión. Quedaba la cárcel y allí se presentó para adoctrinar a los presos, y tuvo la alegría de ver que todos se acercaban a recibir el Pan de los ánge– les . Comentando tan prov echosa jornada decía el padre Esteban : «El ca– yado de mi Pastorcita Divina es maravilloso.¿Qué vale a su lado la vara ·de Moisés? • (2). De aquí pa::;ó al convento de Guatemala para predicar a la Divina Pastora con motivo de haberse terminado las obras del convento y de la bendición de la prirr:era piedra de la iglesia . En el 1865 se le ofrece un nuevo campo donde hacer su siembra evan– gélica. Barrios, el presidente impío de El Salvador, en un momento de locura atravesó con sus armas el territorio de Guatemala. Vencido por los guatemaltecos, que llegeron victoriosos hasta .San .Salvador, hubo de huir a Nicaragua. El presidente de Guatemala , señor Carrera, dueño de. la situación, nombró presidente de El Salvador a don Francisc@ DueñcÍs, ciudadano valiente , de ideas y conducta católicas. Deseoso de pacificar a su pueblo, creyó que sólo mediante la predi – c :1ción del evangelio podi,a lograr la paz de los espíritus , y para ello pensó en los capuchinos que tan mal parados salieron de la R~pública . Sin l. P. Escella, o. c., pp. 282 y f, - 2. lb., pp. 286-288.

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